Vistas de página en total

16 jun 2021

Salmos 38:3 Nada hay sano en mi carne, a causa de tu ira; ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado.

Uno de mis libros favoritos es Crimen y Castigo de Dostoievski.  Además de ser una gran novela tiene demasiada similitud a la realidad.  Sin contarles el final o gran parte del libro, la trama se basa en cuestionar si uno mismo se castiga más de lo que nos podría castigar la sociedad con las leyes que ponemos.  A lo largo de la historia, el personaje principal jamás deja de estar nervioso y ansioso.  ¡Lo mismo nos está diciendo este Salmo!  ¡Lo mismo pasa cuando hacemos algo malo!  Mientras la cultura nos intenta convencer que no hay problema al tomar decisiones que van en contra de lo que Dios quiere y pide, la realidad es que nuestro ser nunca puede tener paz ni gozo cuando estamos haciendo lo contrario a su voluntad.  En otras palabras: cuando pecamos, no podemos vivir contentos.  Cuando pecamos, no podemos estar en paz.  Cuando pecamos, no podemos ser felices.  El dinero no te hace feliz.  Una pareja no te hace feliz.  Una casa no te hace feliz.  El lugar donde vives no te hace feliz.  Solamente Dios es quien permite que seas feliz y disfrutes lo que tienes.  Eclesiastés 5:19 nos dice claramente que Dios nos da todo y además, nos permite disfrutar lo que nos da.  Entonces, cuando queremos hacer nuestra voluntad, las cosas a nuestra manera, sin importar lo que Dios diga o pida, y al mismo tiempo queremos ser felices, resulta simplemente imposible.  ¡Por eso el salmo nos dice que no tiene paz en sus huesos!  El pecado no nos permite tener paz.  ¡Es así de simple!  

Recientemente se dio la noticia que Bill Gates, uno de los tres hombres más ricos del mundo, se divorciaría de su esposa.  Lo pongo como ejemplo porque la mayoría de los problemas en parejas están relacionados a las finanzas.  La gente piensa que si tuvieran más dinero, tendrían menos problemas.  La realidad es que es nuestro pecado y el proceso de transformación que Dios hace en nosotros lo que ocasiona todos esos problemas entre parejas.  ¡No es el dinero!  Si el dinero fuera el problema, ninguno de los millonarios que están en las noticias se divorciaría.  ¿Lo puedes entender?  Nuestro pecado es el problema y no las circunstancias.  La paz se va cuando decidimos pecar y no venir a Dios pidiendo perdón.  La paz y el gozo se esfuman cuando pensamos que podemos seguir sin tener comunión con Dios.  Lo que realmente sucede cuando nos apartamos de Dios es que nuestros huesos claman pidiendo paz.  Tal cual lo describe este salmo.  ¿De qué lado estás?

 

Oración.

Señor: Vengo a Ti a pedirte perdón.  Ahora entiendo que mi falta de paz es ocasionada por mi pecado.  No quiero vivir apartado de ti y en desobediencia.  Quiero seguir tus mandamientos y servirte.  Guíame y no permitas que me aparte de Ti.  En Cristo Jesús.  Amén.

No hay comentarios: