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21 may 2010

Colosenses 3:25

Mas el que hace injusticia, recibirá la injusticia que hiciere, porque no hay acepción de personas.



A la mayoría de nosotros nos gustaría que dijera: si alguno hace injusticia, entonces tienen el derecho de vengarse y aplastarlo regresándole todo el mal que hizo por habernos hecho sentir mal. Con más o menos énfasis, pero estoy seguro que cuando te han hecho algo, siempre te has molestado. ¡Es nuestra naturaleza! Pero recuerda que al realizar un compromiso con Jesús, justamente estás clavando esa naturaleza en la cruz y comienzas una nueva vida guiada principalmente por el Espíritu que mora en ti y no tus deseos carnales.
Hay muchas injusticias en el mundo. Siempre las ha habido y siempre las habrá. No las justifico, simplemente veo la historia y me doy cuenta que el ser humano es egoísta y egocéntrico, por lo que si debe pasar por encima de alguien para lograr sus objetivos lo hará. ¿No lo vemos por todos lados? Presidentes autoritarios, personas traficando personas, asesinatos, robos, explotación sexual, explotación laboral, y así la lista sigue… ¿Injusticias? ¡Muchas! No me levanté deprimido. Simplemente quiero enfatizar que la palabra de Dios no nos dice que debemos acabar con las injusticias. Nuestro deber no es ir con la bandera de la justicia en alto y acabar con todos los que hacen el mal. Por lo tanto, tampoco en tu propia vida eres el encargado de hacer justicia con todo lo que te pasa. Lo leíste bien. No te corresponde desquitarte ni buscar que se haga lo correcto. Dios es quien se encarga de corregir, de juzgar y de dirigir los desenlaces.
En la versión de Dios habla hoy, traducen el versículo diciendo: pero el que hace lo malo, recibirá del mal que ha hecho, porque Dios juzga imparcialmente.
No nos podemos librar de las injusticias. Puedes estar atravesando por una. Si no, tristemente tarde o temprano te puedo decir que pasará. Pero cuando esto suceda, debes recordar la Palabra de Dios que nos muestra quién es el que se encarga de establecer la justicia, quién se encarga de juzgar y quién es el Rey de todo lo que hay. No cargues con todo ese coraje que conlleva el ser lastimado, defraudado, engañado, humillado, o cualquier otra cosa, ¡entrégalo al Señor! Permite que Él restaure tu corazón y puedas vivir en su paz y gozo. Deja a un lado tus impulsos y permite que el Espíritu te muestre un camino distinto donde no te encargas tú de que todo se resuelva a tu manera, sino que permites que el Señor sea quien acomode y resuelva a su manera. Créeme, puede parecer que tu idea es mejor o que es necesaria, pero la palabra de Dios no se equivoca. Si nos dice que el que hace injusticia recibirá juicio por su injusticia, estemos seguros que así será. Y no cualquier juicio, será un juicio de Dios, así que dejemos de buscar solucionar todas las injusticias y dediquémonos a obedecer y seguir a Jesús entregándole nuestra vida.

Oración
Señor: Tú conoces mi corazón y mis impulsos. Perdona que busque ejercer justicia por mí mismo. Ayúdame a entregarte todas estas cargas y confiar en Ti en todo momento sabiendo que el juicio es Tuyo y no mío. Quiero vivir en tu paz y no con enojos y resentimientos. Gracias por tu palabra. En Cristo Jesús
Amén

5 comentarios:

Víctor dijo...

Gracias

Víctor dijo...

Fue de mucha bendición

Un Tiempo con Dios dijo...

Hola Victor.
Gracias por tu comentario.
Gloria a Dios que nos da su palabra para meditar en ella y ayudarnos en cada paso que damos

Nellys Sánchez dijo...

Gracias por este mensaje, precisamente estoy pasando por una injusticia, he estado muy triste, les agradezco su mensaje.

Un Tiempo con Dios dijo...

Hola Nellys. Muchas gracias por compartir. Espero que Dios te llene de su amor y paz.