Vistas de página en total

23 jun 2010

Colosenses 4:11

También los saluda Jesús, llamado el Justo. Éstos son los únicos judíos que colaboran conmigo en pro del reino de Dios, y me han sido de mucho consuelo. Les manda saludos Epafras, que es uno de ustedes. Este siervo de Cristo Jesús está siempre luchando en oración por ustedes, para que, plenamente convencidos, se mantengan firmes, cumpliendo en todo la voluntad de Dios.


… y me han sido de mucho consuelo.
No sé si te ha pasado pero a veces pienso que dentro de una congregación hay personas más importantes que otras, que aquél que predica está por encima del que ayuda con la organización o simplemente es un hermano que siempre está dispuesto a ayudar pero no lo vemos porque está “tras bambalinas”. Cuando leo pasajes como este, me doy cuenta que hemos tergiversado el principio del evangelio y hemos construido estructuras (en nuestra mente o en la congregación) que se parecen más a las humanas que a las de Dios. Me explico mejor. Pablo comparte el gran apoyo y consuelo que han sido para su vida personas como Tíquico, Onésimo y Jesús el Justo. Cada uno de ellos estuvo ahí para fortalecerlo, escucharlo, animarlo, orar por él y ver por su bienestar. Pero como ni Tuíquico ni Jesús el Justo tienen cartas a los colosenses o alguna otra iglesia, los tomamos como personajes menores dentro de la iglesia. El problema no termina ahí. Esta idea la trasladamos a nuestros tiempos y comenzamos a encasillar a los miembros de la congregación entre “mayores” y “menores”, aquellos que figuran vs los que no aparecen tanto. ¡Error! Dios no quiere que todos sean iguales. Para ello nos hizo distintos y únicos. Tampoco busca que tengamos organigramas en la iglesia y que uno o unos manden por encima de los demás. Para que esto no sucediera, Cristo se encargó de darnos el ejemplo perfecto cuando lava los pies de sus discípulos. He venido a servir, dijo. Ese es nuestro compromiso: servir a Dios sirviendo a los demás. Hoy quiero que entendamos que cada uno de nosotros podemos ser de gran apoyo y utilizados grandemente en la obra del Señor. Ya sea para orar, para consolar, para escuchar, para predicar, para organizar, para cualquier actividad que realices en servicio al Señor, es un granito de arena que ayuda a construir montañas. No dejemos que nuestra costumbre al mundo sea trasladada a nuestra iglesia. No hay rangos ni distinciones. Todos somos siervos y como dice Pablo, podemos ser de gran consuelo los unos con los otros.
Por último quiero comentar sobre Epafras que dedicaba mucho tiempo a la oración por los colosenses. Se preocupaba porque mantuvieran una actitud firme en el cumplimiento de la voluntad de Dios. Me hace reflexionar en lo poco que oro por los demás. Pablo describe las oraciones de Epafras como una lucha. Definitivamente un gran ejemplo a seguir: orar constantemente, buscando conseguir una victoria por nuestros hermanos para que no pierdan el camino y se mantengan firmes en la fe.

Oración
Padre: perdona mis pecados. Pon en mí un corazón humilde que busque estar siempre sirviendo y que no busque ser servido. Ayúdame a orar siempre por mis hermanos y hacerlo con amor y pasión como si fuera por mí mismo. te lo pido en el nombre de Jesús.
Amén

No hay comentarios: