Vistas de página en total

22 sept 2010

Eclesiastés 2:11

Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida.



En el versículo 10 nos dice el autor que no frenó a su cuerpo de ningún placer ni negó sus deseos. Vamos a dar un poco de perspectiva a estos versículos. Sin miedo a equivocarme, considero que vivimos en un mundo que gira con miles o millones de anuncios publicitarios. No podemos evitar el estar expuestos a la mercadotecnia. Analizan nuestros comportamientos, nuestros impulsos y sobre ellos nos venden algún producto, deseo o aspiración. ¿Qué está allá afuera? ¿Qué nos están queriendo vender? ¿Qué mentalidad quieren que tengamos? Nos dicen cómo debe ser una persona exitosa, qué casa debe tener, nos dan el tipo de esposa e hijos, los autos que utilizarían, las vacaciones que tomarían, los lugares que acudirían y la ropa que vestirían. Hacen tan bien su trabajo que nos convencen de esos modelos y los queremos para nosotros. Trabajamos. Nos esforzamos. Hacemos sacrificios y buscamos “llegar” a ese nivel o por lo menos acercarnos lo más posible. Pero cuando se escribió este versículo no existía la mercadotecnia que tenemos ahora podrás decir. Cierto. Pero lo que siempre ha existido es el cuerpo, el placer y deseo del ser humano. Lo único que ha cambiado es que cada vez conocen más de nosotros y por ello los “ataques” son más certeros.
Hay personas que entregan su vida por muchas cosas como el deporte y logran increíbles resultados. Empresarios que salen adelante. Músicos admirados y reconocidos. Escritores. Artistas. Cantidad de personas devotas a aquello que disfrutan y admiran. Increíble tener a estas personas en el mundo. Terrible que olviden a Dios y piensen que hay mayor satisfacción en lo que hacen que en seguirlo. El día de hoy quiero llevarte a reflexionar sobre lo que capta tu atención. Aquello que te distrae de Dios. Aquello que te hace soñar. Aquello que te quita el sueño. Hoy tenemos a una persona (Salomón) que vivió como nadie siendo rey y teniendo al alcance todo lo que nos hacen creer que debemos tener. Finalmente entiende y reconoce lo que ha hecho: Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida. No todos los días podemos escuchar el consejo proveniente de un rey. Espero que puedas darte cuenta de lo que enfrentas cada día y cómo busca apartarte del camino que Dios tiene para ti. ¿Si miraras atrás dirías las mismas palabras que Salomón? Él entendió que al final, todos vamos al mismo lugar y estaremos frente a Dios. ¿Cómo quieres llegar? ¿Habiendo trabajado para Él o para ti? Hoy te digo que trabajar para ti es como perseguir el viento y no te llevará a ningún lado. Espero lo creas sin tener que experimentarlo y entregues tu vida a Dios.

Oración
Padre: gracias por tu palabra. En verdad lo sabes todo y te doy gracias por mostrarme cómo corregir mi camino. Quiero entregarte mi vida y dejar atrás lo que pensaba que tenía sentido y valor. Hoy entiendo que solamente eres Tú quien trae lo bueno a mi vida. Gracias. En Cristo Jesús
Amén

No hay comentarios: