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3 sept 2010

Romanos 12:10

Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.



Cuando una persona dice algo inteligente y trascendental, todos los demás nos admiramos y utilizamos sus propias frases. Pienso por ejemplo en Benito Juárez y su frase sobre el “derecho al respeto ajeno, es la paz”. La recibimos como una gran idea, revolucionaria para su época y muy propositiva. Así existen miles y miles de frases que nos gusta recordar y se quedan grabadas en la memoria de muchos. Pero cuando la frase es de Dios las cosas cambian. La gente las toma de manera distinta. Por alguna razón no tienen tanta validez o fuerza como las de otros hombres. Con el versículo de hoy me doy cuenta que algo estamos haciendo mal al promover su palabra y compartir su gran sabiduría. Dios nos dice que nos amemos, nos respetemos y honremos. Otra persona habla sobre la importancia del respeto y nos volcamos a lo que dijo dejando a un lado las palabras que Dios nos dio hace ya dos mil años. ¿Por qué restarle importancia a la palabra del Señor? ¿Por qué darle mayor crédito a nuestros contemporáneos?
Por otro lado, tenemos un mandamiento que seguir el día de hoy: amarnos los unos a los otros. No solamente respetarnos o tolerarnos sino amarnos. Difícil. Muy difícil. Lo que me encanta cuando leo mandamientos como el de hoy es el que Dios no nos da lugar para “maniobrar”. No hay forma de poner pretextos. No hay excusas. Prácticamente el Señor nos tiene acorralados. Quiere que nos amemos. Y ese amor no es como nosotros queramos o pensemos que debe ser. Debe ser con amor fraternal, respeto y honra. ¿A quién te diriges de esta manera? Personalmente no a muchas personas. De hecho, probablemente con una sola mano me sobran dedos…
No se trata de pensar en este mandamiento como a nosotros nos acomode sino que nosotros debemos acomodarnos a él. Debemos transformar nuestros pensamientos, nuestro orgullo, nuestro egoísmo y nuestra entrega. Tal vez se te facilita el respetar pero se te complica el amar y dar honra o cualquier variante de estas premisas. Lo importante es entender ¡que Dios nos está pidiendo todas! Si realmente quieres entregar tu vida a Dios, debes amar a tu prójimo como Él lo estableció y no como tú consideras que se debe hacer:
Amor fraternal, respeto y honra.
Este es un llamado de Dios para “filtrar” a aquellos que lo siguen para recibir sobre los que quieren y buscan servirle. ¿De qué lado estás? Jesús nos dejó su ejemplo claro sobre su venida: vine para servir y no para ser servido. ¿Tú quieres ser servido o estás dispuesto a servir entregándote a Dios y amando a tu prójimo con amor fraternal, respeto y honra?

Oración
Dios: es difícil para mí amar a mi prójimo como lo pides. Con algunos puede ser fácil pero Tú me pides que sea con cualquier prójimo. Quiero servirte y entregarte mi vida, por ello te pido que me transformes y me llenes de tu amor para que aprenda a amar como lo pides y muestras. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén

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