Vistas de página en total

6 ago 2012

Hechos 28:23


Señalaron un día para reunirse con Pablo, y acudieron en mayor número a la casa donde estaba alojado.  Desde la mañana hasta la tarde estuvo explicándoles y testificándoles acerca del reino de Dios y tratando de convencerlos respecto a Jesús, partiendo de la ley de Moisés y de los profetas.  


En verdad que los pasajes de la biblia no dejan de sorprenderme.  Al ir descubriendo los milagros que Dios hace y cómo sus planes son perfectos, no puedo hacer nada más que darle la gloria.  ¿Quién podría pensar que mientras Pablo se encuentra en una especie de arresto domiciliario, sería visitado por un gran número de judíos para poder testificar a Jesús?  La verdad es que me cuesta trabajo entenderlo y la única explicación que puedo dar es que fue un milagro.  Solamente los planes de Dios pueden desarrollarse de esta manera.  No fue coincidencia.  No fue casualidad.  Los judíos no estaban aburridos ni tratando de entretenerse al ir con Pablo.  El Señor se encargó de acomodar cada pieza en su lugar y en el tiempo preciso para que, sin importar dónde estuviera Pablo, su siervo, pudiera llevar el evangelio a más personas.  ¡Cuánto necesitamos grabar este pasaje en nuestra mente y dejar de limitar al Señor!  Nos encanta ponerle trabas.  Nos encanta limitar su obra.  Nos encanta poner pretextos.  Seamos honestos.  Yo lo hago y estoy seguro que tú también.  ¿Por qué lo hacemos?  Porque arrastramos nuestra naturaleza carnal.  Porque queremos seguir viviendo como si no conociéramos a Jesús y al mismo tiempo tratamos de obedecerlo.  ¡Esto es imposible!  O vivimos y crecemos espiritualmente o lo hacemos por la carne.  No se puede de las dos.  Dios no vino a “parchar” aquello que no podemos solucionar.  Él no es un dios estilo genio que concede deseos.  Él no es un complemento a nuestra vida.  Él no es un teléfono color rojo que utilizamos en caso de emergencias.  Dios quiere que le entreguemos nuestra vida entera.  Es celoso de nosotros.  Quiere que sigamos sus mandamientos y le sirvamos.  Por esta razón resulta imposible vivir conforme consideres adecuado y al mismo tiempo tratar de obedecerle.  ¡Piénsalo!
¿Cómo podemos imitar este gran ejemplo de Pablo?  Imitando a Jesús.  ¿Qué hizo Jesús?  Obedecer al Padre y dar testimonio tanto en lo que decía como en lo que hacía.  ¿Lo puedes hacer?
Pablo no tuvo que preocuparse de mandar folletos por toda Roma anunciando un “servicio dominical”.  No tuvo que hacer un plan de mercadotecnia para atraer al mayor número de personas y poder hablar de Jesús.  No tuvo que rentar un lugar ni preparar absolutamente nada.  Lo único que hizo fue dejar que Dios se encargara de acomodar las cosas mientras que él servía.  ¡Hagamos lo mismo!  Desde la mañana hasta la tarde estuvo hablando de Jesús.  Utilizó a los profetas para confirmar que el Cristo había venido.  Todo el día estuvo hablando de Dios.  Todo el día dio testimonio de Jesús.  ¿Qué haces en tu día a día?  No importa que tengas un trabajo o distintas actividades.  Puedes hablar y comportarte de una manera que agrade a Dios.
Oración
Padre: perdona mis pecados.  Perdona mi falta de fe y limitaciones que pongo a tus planes.  Hoy entiendo que mi deber es obedecerte y testificar mientras que Tú te encargarás de traer a las personas y poner el lugar.  Ayúdame a que cada actividad que realice busque la forma de glorificarte.  En Cristo Jesús te lo pido.  Amén.

No hay comentarios: