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7 ene 2014

Feliz 2014

Gracias a Dios por permitirme terminar un año más.  Se acabó el 2013 y ahora a comenzar el 2014.  No pasó mucho tiempo sin que el Señor me recordara un principio fundamental que encontramos en la carta de Santiago capítulo 4 versículos 13 al 15. 
!Vamos ahora! los que decís: Hoy y mañana iremos a tal ciudad, y estaremos allá un año, y traficaremos, y ganaremos; cuando no sabéis lo que será mañana. Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece.  En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.
¿Por qué lo digo?  Porque ya estaba planeado mi principio de año por mi parte mientras que Dios tenía otros planes.  Simplemente caí enfermo y no me podía mover de la cama.  ¡Ciertamente somos neblina!  No podía hacer nada al respecto.  Tomar medicinas.  Sí.  De todas maneras no podía moverme.  Dos días en los que no pude salir de cama y el tercero ya estoy mejor pero lejos de saludable.  ¿Debo reclamarle a Dios por esto?  ¿Debo decir qué forma es esta de empezar el año?  Claro que podría quejarme.  Claro que podría reclamarle a Dios.  Pero ¿dónde está el crecimiento espiritual en estas actitudes?  Mejor pongo mi vida en oración y pido al Señor que me enseñe lo que debo aprender de esta situación.  ¿Sabes qué aprendí?  Que soy orgulloso.  Me empecé a sentir mal y no pensé en ningún momento en orar.  Sufrí toda la noche con malestar y en ningún momento oré.  Al día siguiente, tomé medicina y tampoco oré.  No fue hasta la noche que me empecé a preocupar porque mi enfermedad no bajaba que me di cuenta que tenía que acudir al Señor.  Ojo, no para que me curara sino para estar en línea con Él.  ¿Por qué dejé pasar tanto tiempo?  Porque pensaba que podía solo.  Pensaba que no era algo importante.  Pensaba que yo sabría cómo salir adelante.  ¿La realidad?  No pude.  Recordé las palabras de Santiago al decirnos que debemos decir: si el Señor quiere, haremos esto o aquello.  ¡Gran verdad!  Tan fácil que las olvidamos.
Hoy que escribo mi primer mensaje del año deseo que en lugar de estar buscando lo que todos buscan (salud, dinero y amor) busques mejorar tu comunión con Dios.  que tu principal objetivo sea conocerle más y transformar tu vida conforme a su voluntad.  No esperes, como yo lo hice, a no poder más con tus propias fuerzas.  Dobla tus rodillas hoy y deja que Jehová tome el trono de tu vida.  Es el lugar que le corresponde.  
No sé cuál será tu propósito de año nuevo, pero espero que pueda animarte a que uno de esos propósitos sea el recordar las palabras de Santiago al hacer planes y decir: si el Señor quiere, haremos esto o aquello.  Por mi parte, así quiero empezar el año.  No haciendo planes ni pensando que yo decido sino poniendo a Dios primero y reconociendo que es Él quien decide.

Oración

Padre: Gracias.  Me has permitido terminar un año más.  Gracias por todo lo vivido y aprendido.  Gracias por los momentos difíciles y fáciles.  Pero sobre todo, gracias por nunca dejarme solo.  Gracias por siempre estar ahí.  Gracias por tu perdón, tu gracia y tu amor incomparable.  Te pido que este año que empieza pueda aprender a ponerte siempre en el primer lugar de mi vida y nunca haga planes sin ponerlos a tu disposición.  En el nombre de Cristo Jesús.  Amén

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amen.