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13 ene 2015

Hebreos 13:18-19

Oren por nosotros, porque estamos seguros de tener la conciencia tranquila y queremos portarnos honradamente en todo.  Les ruego encarecidamente que oren para que cuanto antes se me permita estar de nuevo con ustedes.



Me interesa mucho lo que hace la gente para salir adelante ante cualquier situación.  Cada vez que leo algo en redes sociales, pienso en cómo reaccionaría yo y, sobre todo, qué dice la biblia que debo hacer.  La cultura en la que vivimos, nos empuja a ser independientes.  Nos motiva a superar los retos buscando la fuerza en nosotros mismos.  Sin embargo, esta cultura está destinada a fallar.  Aquél que nos diseñó, no nos dio los mecanismos para poder vivir como la cultura de hoy nos lo pide.  De hecho, es todo lo contrario.  Constantemente vemos en la palabra de Dios requerimientos sobre oración de los unos con los otros.  El mismo Jesús no oró buscando fuerza en su interior cuando sabía que atravesaría por el calvario y la crucifixión.  Oro pidiendo a Dios que se hiciera su voluntad.  ¿Sabes?  No tiene nada de malo pedir que oren por ti.  Simplemente no estamos acostumbrados.  El día de ayer recibí una llamada de agradecimiento por una donación que hice y me preguntaron si quería que oraran por algo en especial.  ¿Mi respuesta?  No gracias.  Pensé que no hay nada relevante en mi vida como para que alguien se ponga a orar. Pero cuando me encuentro con pasajes como el de hoy, me doy cuenta lo equivocado que estoy.  Abro mis ojos y veo cuánto he dejado que la cultura dirija mis pensamientos o acciones.  ¡Por supuesto que necesito oración!  Para que no me aparte de mi Señor; para ser el esposo que Dios quiere que sea; para ser el padre que Dios me pide; para servir de testimonio a donde quiera que vaya; para que Dios no deje de trabajar en mi carácter, y así la lista sigue y sigue.  El autor de hebreos sabía perfectamente la importancia de la oración y la necesidad que tenemos de ella.  ¡Oren por nosotros!  No porque están pasando por una tragedia.  No porque hay enfermedad en sus vidas.  ¡No!  Oren porque queremos mantenernos santos y puros para servir a nuestro Dios.  ¡Qué belleza!  La oración es una herramienta tremenda y la tenemos desaprovechada.  ¡No sigas así!  Pide que oren por ti.  No tienen que ser casos de vida o muerte.  El autor les dice: pidan para que pueda estar de nuevo con ustedes.  Un deseo en su corazón.  Estar de vuelta con ellos.  ¿Era urgente?  No.  Sin embargo, Dios quiere que pongamos a sus pies nuestros deseos.  Él quiere pasar tiempo con nosotros y la oración es una excelente forma de hacerlo.  Ora.  No tiene que ser la mejor oración ni la que vaya a cambiar al mundo.  Abre tu corazón y dile al Señor lo que hay adentro.  Por último, recuerda también que los demás estamos para orar los unos por los otros.  Forma relaciones con personas que aman y obedecen a Dios y comparte tus oraciones.

Oración

Padre: alabado seas.  Tu perfección nunca deja de asombrarme.  Gracias por mostrarme cuánto me amas y querer escuchar mis deseos y todo lo que hay en mi mente.  Quiero pedirte que reines en mi vida y tu voluntad sea mi voluntad.  Te pido que nunca olvide lo importante que es orar constantemente tanto por mí como por los demás.  Te pido perdón por mis pecados y gracias por escucharme.  En Cristo Jesús.  Amén.

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