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14 ene 2015

Hebreos 13:20

El Dios que da la paz, levantó de entre los muertos al gran Pastor de las ovejas, a nuestro Señor Jesús, por la sangre del pacto eterno.



Por simple curiosidad, realicé una búsqueda con la pregunta: ¿cómo puedo tener paz?  Una de las páginas tenía 5 sencillos pasos para lograrlo: llévate al momento presente; ríete de ti mismo; aprende a fluir; toma responsabilidad de tu felicidad y conéctate con tu inocencia.  En otra página también trata la paz a través de pasos trabajando en los siguientes temas: preocupaciones; respiración; pensamientos positivos; ejercicio y movimiento y conciliar el sueño.  El evangelio de Juan dice en el capítulo 14 verso 27: la paz les dejo, mi paz les doy.  Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo.  ¿Sabes?  Por todos lados escuchamos la necesidad de tener paz.  Con los recientes atentados en París, la paz se ha convertido en un deseo general.  Sin embargo, ¿cómo podemos entender la paz?  Claramente Jesús nos está diciendo que el mundo nos ofrece paz pero Él no la da de igual manera.  Quiere decir que hay dos tipos de paz.  Una mundana y una espiritual.  Una que podemos conseguir con nuestros recursos o esfuerzos y otra que llega por pura gracia (o deseo de Dios).  Lo triste es pensar que la paz de este mundo es mejor que la paz que ofrece Cristo.  Definitivamente no tienen punto de comparación pero constantemente caemos en el error de buscar la paz para nuestro cuerpo en lugar de la paz que proviene de lo alto.  ¿Lo puedes entender?  El versículo de hoy nos recuerda una característica importantísima de nuestro Dios que no quise pasar por alto: el Dios que da la paz.  Cuando entres en alguna discusión sobre religiones y la paz, ahora sabes que existen dos tipos de paz, una que conseguimos como humanos utilizando los métodos que escribí, mientras que la otra proviene de Jehová y no depende de nosotros.  Como seguidores de Cristo, debemos madurar y entender que la paz que Dios nos ofrece es sumamente superior a lo que podemos conseguir por nosotros mismos.  Es una paz infinita y sin restricción a la circunstancia.  Por lo tanto, la siguiente vez que te encuentres preocupado, recuerda esta enseñanza y busca la paz que proviene de Dios.
Por otro lado, la siguiente característica que encontramos de Dios, es que levantó a Jesús de los muertos.  Esto debes entender que fue real.  No es una novela.  No son inventos.  Dios realmente resucitó a Cristo.  ¿Por qué no tenemos más evidencia?  Porque hay personas, que siempre negarán a Dios sin importar que les pongas la verdad frente a ellas.  Pero tú que has aceptado a Jesús, no debes arrastrar esa mala costumbre de dudar sobre el poder y la capacidad de Dios.  Él reina por sobre todas las cosas.  La vida y la muerte.  Nunca nadie ha podido disminuir o incrementar su vida sin la aprobación del Señor.  Los médicos pueden tratar un síntoma pero no pueden alterar el tiempo que una persona vive.  Ten presente esta premisa de Dios pues es una gran esperanza saber que le tenemos por Padre.

Oración

Señor: gracias.  Te pido me llenes de tu paz.  Te pido que aprenda que tu paz es única y perfecta.  Te pido que abunde tu paz en mí y la pueda llevar a los demás con mi testimonio.  Gracias por haber vencido a la muerte y resucitado a Jesús cumpliendo con las escrituras.  Padre, perdona mis pecados y guíame.  En Cristo Jesús.  Amén.

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