Vistas de página en total

13 sept 2016

Salmos 30:6-7 Cuando me sentí seguro exclamé: Jamás seré conmovido. Tú, Señor, en tu buena voluntad, me afirmaste en elevado baluarte pero escondiste tu rostro y yo quedé confundido.

Vuelve a leer estos versículos detenidamente.  Nuestra vida está llena de ciclos.  Alzas y bajas.  Una y otra vez se repiten.  No importa si crees o no en Dios.  No importa si tienes estabilidad económica ni dónde hayas nacido.  Siempre estarás en situaciones donde te sientas que todo va viento en popa o cuando todo es tormenta.  David dice: cuando todo va bien, no me van a apartar de Dios; cuando Jehová esconde su rostro me quedo turbado.  ¿Qué tiene de especial este pasaje?  Que nosotros normalmente reaccionamos al revés.  Cuando todo va bien, nos olvidamos de Dios.  Cuando todo va mal, le reclamamos.  Piénsalo.  Hay calma en nuestra vida y pensamos que podemos seguir nosotros solos.  A penas cambian las cosas y cuestionamos a Dios qué pasó.  ¿Qué pasó?  Simple.  Te apartaste de la fuente de vida.  Juan 15:5 nos dice que somos las ramas y Cristo es el tronco.  Si una rama deja de permanecer en el tronco, simplemente muerte.  Igual pasa con nosotros.  En el instante que nos apartamos de Dios, comenzamos a morir tomando malas decisiones.  Pensamos que podemos seguir controlando ciertas áreas de nuestra vida y olvidamos (o dejamos de pensar) que Jehová es celoso y quiere toda nuestra atención y toda nuestro ser.  
¿Estás pasando un tiempo de bonanza?  Da gloria al Señor.  Aprende más del Señor y prepárate para el siguiente ciclo.  No dejes que la tranquilidad te haga pensar que todo seguirá así.  Es tiempo de sembrar.  De prepararse.  De alistarse.  No caigas en error olvidándote de Dios pensando que ha sido tu gran dedicación, tu gran sabiduría o tu gran esfuerzo lo que te ha llevado a este momento.  Reconoce que Dios es Señor y Soberano.  Que da y quita según su voluntad.  Da gracias y busca utilizar sus bendiciones para que otros también sean bendecidos a través de ti.  La semana pasada estuve en la ciudad de México.  Por las calles hay gente pidiendo dinero y caminando encontré a una señora que vendía unas flores que ella hacía con un material especial.  Le pregunté cuánto costaba y decidí comprarle una flor.  Cuando le iba a pagar me dijo que no tenía cambio.  Le dije que no se preocupara y que se quedara con el dinero.  Era más del doble de lo que costaba la flor.  Me agradeció y me dijo: que Dios lo bendiga.  A lo que contesté: ya me bendijo y por ello puedo compartirle de esa bendición.  Entonces me dijo que había estado pidiendo a Dios para que la ayudara a vender algo porque no había vendido nada en el día.  Le contesté diciendo: Dios es real y está contestando su oración.  Simple.  No tuve que hacer nada extraordinario.  Solamente me detuve un par de minutos y utilicé lo que el Señor me ha dado para bendecir a otros.  Te invito a hacer lo mismo.  Por el contrario, si estás en medio de tormenta, no reclames a Jehová ni cuestiones por qué a ti.  ¿Sabes por qué?  Porque la respuesta de Dios puede ser muy simple: ¿Por qué no?  A Job le dijo: ¿dónde estabas cuando creé el mundo?  ¿Alguna vez le has dado órdenes a la mañana o le has dicho a la aurora cuál es su lugar?  ¿Acaso decides tú cuándo debe llover?  La realidad es que el pato no le dispara a las escopetas ni el barro decide qué forma tener.  No dejemos que nuestra soberbia entorpezca en nuestra comunión con Dios.  Seamos sensibles para darnos cuenta inmediatamente que estamos cometiendo un error y nos estamos separando del “tronco”.  Medita en esto.  Has una pausa en tu vida.  Insisto, medita.  Reflexiona.  ¿Qué estás haciendo ante tu circunstancia?

Oración

Señor: Tú eres Todopoderoso y yo no soy nadie para que me ames como lo has hecho y me apartes para ser llamado hijo tuyo y linaje escogido.  Gracias.  Gracias porque tu palabra es fiel y nos encamina para acercarnos cada día más a Ti y nos guía cuando no sabemos por dónde ir.  Gracias por los momentos de paz y abundancia y también gracias por los momentos difíciles que nos recuerdan la necesidad que tenemos de Ti.  Te pido que nos ayudes a entender, que separados de Ti, no podemos crecer y nada bueno puede venir.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

4 comentarios:

Marimar Rivero dijo...

Muchísimas gracias por esta palabra ✨❤️

Un Tiempo con Dios dijo...

Qué bueno que te gustó.
No dudes en compartirla.
Bendiciones!

Anónimo dijo...

Está palabra fue de bendición por el espíritu Santo 🙏🏻

Anónimo dijo...

Amén