Vistas de página en total

27 sept 2016

Salmos 30:8 A ti clamo, Señor soberano, a ti me vuelvo suplicante.

Mi hijo me enseña tanto sobre cómo es Dios con nosotros… Es una bendición tener una pequeña muestra de la paciencia y amor que tiene nuestro Dios para con nosotros.  Una de las cosas más difíciles, a mi parecer, es tener que establecer límites y disciplina.  Uno tiene que tomar una decisión y mantenerse firme.  Mi hijo es muy retador y constantemente está viendo cómo reaccionamos cuando hace algo que sabe que está mal o simplemente no quiere obedecer.  Uno de sus castigos es el quitarle los libros que le dejamos en la noche antes de dormir.  Al principio, cuando le advierto que se los voy a quitar, no tiene mucho efecto.  Después le confirmo que ha perdido el privilegio.  Por último, cuando se va a dormir, pide que le de sus libros y le tengo que recordar que no obedeció y están castigados como consecuencia.  ¿Su reacción?  Comienza a suplicar.  Pide perdón.  Hace sus mejores esfuerzos para conseguir lo que quiere.  Demasiado tarde.  La decisión ha sido tomada.  ¿Sabes?  Siento que el versículo de hoy toca un tema bastante similar.  Dios es soberano.  Nos ama.  Nos busca.  Nos guía.  Sin embargo, muchas veces nos volvemos orgullosos o retadores y comenzamos a hacer nuestra voluntad y la “combinamos” con lo que nos gusta de Dios.  Todo para terminar en problemas y, ahora sí, comenzamos a suplicar nuevamente a Jehová para que nos perdone, que nos rescate, que nos muestre su luz y que no nos abandone.  ¿Acaso tenemos que caernos, golpearnos y pasar un mal rato para entender que el camino de Dios es mejor que el nuestro?  ¿Tan incrustada está la cultura que nos hace pensar que Dios quiere lo que es aburrido y monótono para nuestras vidas?  Proverbios 16:18 dice que antes de la caída es la altivez de espíritu (altanería, soberbia).  Primero pensamos que tenemos todo bajo control para perderlo todo en un instante.  Entonces sí, acudimos a Dios de manera suplicante.  Nota como dice el pasaje: Señor soberano.  Podemos reconocer el estatus de Dios.  Sin embargo, esto no quiere decir que le hagamos caso y nos sometamos a Él.  Cada vez que tengo que disciplinar a mi hijo me encantaría que no tuviera que ser así.  Hebreos 12:6 dice: el Señor, al que ama disciplina.  Efesios 6:4 dice: padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos sino criadlos en disciplina.  Hebreos 12:11 me da aliento pues dice: en verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo sino de tristeza pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
Medita en tu vida.  ¿Dónde estás?  ¿Qué decisiones estás tomando?  ¿Solamente crees en Dios o vienes a Él suplicando y reconociendo que sus caminos son mejores?  No esperes a que todo se venga abajo.  No esperes a que tu vida se desmorone.  El orgullo es extremadamente sutil y destructivo.  Dios te ama y tiene mucha paciencia.  Sin embargo, dentro de ese mismo amor, también vendrá disciplina.  Espero que, a partir de ahora, reconozcas a Dios como soberano y le dejes gobernar en toda tu vida sin tener que esperar a que ya no puedas más.

Oración

Señor: gracias.  Tu amor es incomprensible.  Te pido perdones mis pecados y reines en todo lo que haga y piense.  Transforma mi corazón.  En Cristo Jesús.  Amén

No hay comentarios: