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4 nov 2011

Hechos 16:11-13


Zarpando de Troas, navegamos directamente a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.  De allí fuimos a Filipos, que es una colonia romana y la ciudad principal de ese distrito de Macedonia.  En esa ciudad nos quedamos varios días.  El sábado salimos a las afueras de la ciudad, y fuimos por la orilla del río, donde esperábamos encontrar un lugar de oración.  Nos sentamos y nos pusimos a conversar con las mujeres que se habían reunido. 


Tratemos de meternos en la vida de los discípulos.  Pablo anuncia su visión de ir a Macedonia y comienzan su travesía.  Llegan a una ciudad y de ahí siguen a otra para finalmente llegar a Filipos.  “Bien, ya estamos en Macedonia, ¿ahora qué?”.  La visión de Pablo mostraba a un hombre diciendo que fueran a esa región.  ¿Esto significa que ahora debían ponerse a buscar a un hombre?  Ellos deciden permanecer unos días ahí y dejar que el Señor diera las siguientes instrucciones.  Mientras tanto, se quedarían ahí haciendo lo que saben hacer, orar y hablar de Cristo.  No se cuestionaron si habían hecho lo correcto viniendo a esta región.  Tampoco se quedaron parados sin saber qué hacer.  Oraban y hablaban de Jesús.
En ocasiones nuestras vidas son sacudidas en formas que no imaginábamos.  También existen aquellos cambios que buscamos y deseamos.  Independientemente de que sea esperado o inesperado, tu vida y la mía deben tener un principio fundamental: orar y compartir a Cristo.  Cuando te encuentres en una situación en la que te estás preguntando ¿y ahora qué?  No dejes que el afán y la desesperación tomen control.  Tranquilo.  Ten paciencia.  Ten fe y deja que Dios siga trabajando a Su tiempo y en Sus formas.  No dejes de orar.  No dejes de servir.  Si no lo estás haciendo, ¡qué estas esperando! 
Resulta sumamente sencillo distraernos con lo que nos sucede.  Esto no quiere decir que estoy minimizando cualquier evento que pueda acontecer.  Yo entiendo que atravesar la muerte de un ser querido es sumamente doloroso y difícil.  Así también pienso en muchos otros ejemplos de lo que atravesamos día con día.  Pero detente un momento.  Has una pausa y no te dejes controlar por los sentimientos que te quitan la perspectiva.  Si bien, estás atravesando un momento difícil e incierto y tienes ganas de tener mayor claridad y calmar tu dolor, el mejor remedio para ello está en la Biblia.  Leyendo.  Orando.  Obedeciendo.  La mejor forma para atravesar situaciones en las que no sabes qué hacer es estando pegado a Dios.  Te entrarán momentos de desesperación y tratarás de encontrar un remedio inmediato.  Créeme, tu paz y consuelo solamente los encuentras en Cristo.
No debemos quitar la mirada del cielo.  Todo lo que tenemos a nuestro alrededor nos distrae de lo que realmente importa: Dios.  Busca momentos de comunión con Él.  Expresa tus sentimientos.  Abre tu corazón.  Descansa en su consuelo.

Oración
Padre: a veces no entiendo lo que pasa y me desespero o me enojo.  Hoy entiendo que debo mantenerme firme en oración y comunión contigo.  Te pido que traigas paz y consuelo a mi vida.  Te pido que fortalezcas mi fe para vivir conforme a tu voluntad.  Gracias Señor.  En Cristo Jesús oro.  Amén 

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