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29 feb 2012

Hechos 19:17-20


Cuando se enteraron los judíos y los griegos que vivían en Éfeso, el temor se apoderó de todos ellos, y el nombre de Jesús era glorificado.  Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente sus practicas malvadas.  Un buen número de los que practicaban la hechicería juntaron sus libros en un montón y los quemaron delante de todos.  Cuando calcularon el precio de aquellos libros, resultó un total de cincuenta mil monedas de plata.  Así la palabra del Señor crecía y se difundía con poder arrollador.


¿De qué temían?  En el pasaje anterior vimos cómo los judíos terminaron heridos, desnudos y maltratados por el hombre que tenía al espíritu maligno.  Vimos cómo intentaron utilizar el nombre de Jesús como si fuera un amuleto o herramienta de emergencia y aprendimos que con el Señor no se juega.  El temor a Dios es sano cuando se aplica en el contexto bíblico, 2aCorintios7:1 nos dice que limpiemos nuestros cuerpos de toda contaminación y nos perfeccionemos en la santidad en el temor de Dios.  Efesios 5:21 nos dice que nos sometamos los unos a los otros en el temor de Dios.  ¿Lo ves?  El temor a Dios no es malo.  Nos lleva a acciones buenas y conforme a Su voluntad.  Si bien, Dios es amor y busca que nos reconciliemos con Él, no podemos verlo como un amigo cualquiera o como algo común.  Él es Dios.  Él es Señor.  Él es el Todopoderoso.  Para aquellos que han trabajado imagínense ir a la oficina del dueño de la empresa o a los que estudian, con el rector.  ¿Acaso entras como si nada?  ¡Por supuesto que no!  Asimismo pasa con nuestro Dios.  El hecho de tener acceso directo a través de Jesús, no quiere decir que su majestuosidad deje de ser.  No debemos minimizar su grandeza y debemos recordar quién es quién.  El temor al Señor no excluye el amor hacia Él sino al contrario, lo complementa.  Nos ayuda a comportarnos y nos pone frecuentemente en nuestro lugar.
Nos dice el versículo que aquellos que creyeron en Cristo, decidieron desechar sus prácticas pasadas y comenzar por un nuevo camino.  ¡Estos son héroes sin nombre!  No solo dejaron atrás sus actividades, sino que también su fuente de ingreso.  ¡Lo dejaron todo por el Señor!  Bueno, podrás pensar, ellos estaban haciendo brujerías.  ¿Y tú crees que estás muy bien?  ¿No necesitas corregir tu vida?  ¡Estoy seguro que sí!
Imagina el impacto que tendría tu testimonio al entregarte al Señor con tanto fervor.  Por el contrario, queremos recibir a Dios con nuestras restricciones.  Queremos llevar a Dios a nuestra forma y a nuestro ritmo.  ¿No te has dado cuenta que es al revés?
Resulta difícil dejar atrás todo aquello que nos ha costado trabajo conseguir.  Más aún cuando se trata de nuestra fuente de ingresos.  A los que quemaron sus libros también les costó trabajo.  Llevaban una vida haciendo brujería.  ¿A qué se dedicarían ahora?  ¿De qué vivirían?  Así también pensamos hoy.  Si cambio esto, cómo va a funcionar aquello.  ¿Qué va a pasar con esto otro?  Y así, nos quedamos en cuestionamientos y nunca actuamos para el Señor.  ¿Sabes por qué quemaron sus libros y dejaron atrás su vida pasada?  La respuesta está en la biblia: porque nos dice Jesús que no solo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.  Nos dice Pablo que todo aquello que consideraba como ganancia, ahora lo considera como basura.  Nos dice Jesús que hagamos tesoros en el cielo y no en la tierra.  Que sirvamos a un solo amo pues no podemos servir al Señor y al dinero al mismo tiempo.  Nos dice también que debemos buscar Su reino y Él se encargará de satisfacer todas nuestras necesidades.  ¿Ahora entiendes por qué lo dejaron todo?  Porque creyeron en las promesas del Señor.  Creyeron que son reales y que son para cada uno de nosotros.  Las tomaron, las abrazaron y las hicieron suyas para vivir conforme a ellas.  Y tú ¿Qué vas a hacer?
Oración
Padre: te pido que perdones mis pecados y me enseñes a temerte conforme a tu voluntad.  Perdona si te he hecho menos por mis actitudes y permite que mis ojos sean abiertos para entender tu palabra y cómo corregir mi vida.  Sé que pongo muchos pretextos para obedecerte y sé que tengo miedo de cambiar, pero hoy aprendí que tus promesas son para mí y que son reales.  Quiero vivir conforme a tu voluntad y tomar tu palabra como fuerza y esperanza diaria de que Tú te encargarás de cuidarme.  Renuévame Señor.  Transforma mi vida.  En Cristo Jesús.  Amén 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, por favor no deje de publicar, es una bendición en mi vida 🙏🏻