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18 ene 2013

Filipenses 2:5-7


La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.  Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡Y muerte de cruz!



¡Qué gran ejemplo el de Cristo!  Nosotros nos aferramos a un trabajo, a una pareja, a un estilo de vida, a una ciudad o país, a la salud, a la vida o alguna otra cosa que consideramos de alto valor.  Mientras tanto, Cristo, siendo Dios, no se aferró a a esa naturaleza sino que en obediencia se hizo hombre.  ¡Siendo Dios!  ¿Hay algo más arriba que ser Dios?  No.  ¿Hay algo mejor?  ¡No!  Él realmente lo tenía todo.  ¡Era Dios!  ¿Por qué se hizo hombre?  Por amor.  De tal manera amó Dios al mundo que envió a su Unigénito para que todos los que creemos en Él no nos perdamos mas tengamos vida eterna.  Dios es amor.  Nadie puede amar sino conoce a Dios.  Piensa en cuánto valoras tu vida.  ¿Qué estás dispuesto a hacer por tu familia?  ¿Qué tal por un desconocido?  ¿Qué tal por un adicto?  ¿Qué tal por un asesino?  ¿Qué tal por un mentiroso?  La verdad es que no estamos dispuestos a hacer gran cosa por ellos.  Pero gracias a Dios que nosotros no somos quien decide sino Jehová.  Él decidió, en amor, mandar a nuestro Salvador quien en obediencia, no se aferró a seguir siendo Dios.  Se hizo hombre.  Se humilló a sí mismo.  Vivió por nosotros y sobre todo, murió en la cruz por ti y por mí.  La peor muerte.  Esa es la que atravesó Jesús.  Por amor.  Amor a ti y a mí.  Dejó todo.  Se despojó de lo que era.  Abandonó los cielos y la gloria en las alturas para venir y servir.  ¡Cuánto trabajo nos cuesta servir!  ¡Cuánto trabajo nos cuesta darnos a los demás!  Imagina dejar tu trabajo o simplemente que te bajaran de puesto para que ayudes a muchos otros.  Estoy seguro que te costaría mucho trabajo y lo dudarías bastante.  ¿Por qué habrían que quitarte tu puesto?  Ha sido arduo tu desempeño para que ahora te regresen.  Eso se llama aferrarse.  Eso se llama amarse a sí mismo por encima de todo.  No estoy diciendo que Dios quiere bajarte de puesto ni que seas más pobre o alguna otra condición similar.  Lo que estoy diciendo es que el Señor, a través de la venida de Cristo, nos muestra el orden correcto para nuestras prioridades: amar a Dios, amar a nuestro prójimo y servir.  ¿Qué involucra?  Despojarnos de nuestra vida.  No aferrarnos a lo que somos o tenemos.  Leíste bien.  Significa dejar de pensar en ti.  Significa dejar de trabajar para ti y comenzar a trabajar para la gloria de Dios.  Insisto, no es que debas cambiar de ocupación o vender tus propiedades.  Es un cambio mucho más profundo.  Significa una transformación en tu pensamiento y en tu corazón.  Ahora cuando te levantes, da gracias al Señor y busca cómo servirle en el camino a tu trabajo, mientras estás en tu oficina o realizando tus actividades diarias.  Levántate más temprano y lee la biblia.  Ve a estudios bíblicos entre semana.  Ayuda a tu prójimo los fines de semana.  Todo esto te ayudará a seguir por el camino correcto.
Si quieres saber qué tan aferrado estás a las cosas, simplemente imagina cómo reaccionarías si te quitaran todo lo que tienes.  Evalúa qué te costaría más trabajo dejar.  Se honesto.  Ahora pide al Señor que no te aferres a ello y entrégaselo.  Cristo no solo se hizo hombre sino que obedeció hasta la muerte.  Sufrió por nosotros.  En amor.  Para darnos vida eterna.  Para dar gloria al Padre.  Para mostrarnos cómo vivir en abundancia.  Nada hizo para su propio beneficio.  Aprendamos a vivir así.  

Oración
Señor: cuántas gracias te doy por Cristo y por el amor tan grande que derramó sobre mí.  Te pido que transformes mis pensamientos y actitudes, que aprenda a no aferrarme a las cosas y a vivir en amor y obediencia a Ti.  Gracias por ese regalo que no merezco.  En el nombre de Jesús.  Amén 


4 comentarios:

Unknown dijo...

El texto citado arriba no dice que Cristo es Dios. Dice que aunque tenía existía en la forma de Dios, no pensó en quitarle su lugar a Dios..

Un Tiempo con Dios dijo...

Hola y muchas gracias por escribir.
El texto es muy claro al especificar que Cristo es Dios: quien, siendo por naturaleza Dios,
Si lo que quieres decir es que no existe una trinidad en Dios y por consecuencia solamente esta Dios mientras que el Espiritu Santo y Cristo no son Dios pues seria otra discusion que la misma biblia aclara. Por ejemplo, en Juan 1:12 vemos que Cristo nuevamente es mencionado como Dios y al mismo tiempo estaba con Dios.
Que tengas un excelente dia.

Anónimo dijo...

Amén Amén

Anónimo dijo...

ESTA FUE UN PRUEBA DE LA ULMILDAD DE JESUCRISTO COMO SIENDO EL MISMO DIOS .COMO A COSA A QUE AFERRARSE.