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11 mar 2014

Efesios 3:5-6

Moisés fue fiel como siervo en toda la casa de Dios, para dar testimonio de lo que Dios diría en el futuro.  Cristo en cambio, es fiel como Hijo al frente de la casa de Dios.  Y esa casa somos nosotros, con tal que mantengamos nuestra confianza y la esperanza que nos enorgullece.



Si llegas a un restaurante, te recibe un anfitrión (host) y te pregunta cuántas personas son.  Aunque recibe a la gente, no es el dueño del restaurante.  No lo hizo.  No lo planeó ni diseñó su funcionamiento.  Así es lo que nos está diciendo la biblia con respecto a Moisés y Jesús.  Moisés participa dentro de la casa mas no es el que fundó esa casa.  Y así también cada uno de los que aparecen en la biblia.  Son parte mas no creadores.  De hecho, nosotros también estamos dentro de esa lista como parte del cuerpo de Cristo y Él es quién nos formó como iglesia.  Recuerda que en ese entonces, los judíos tenían dudas sobre el lugar que ocupaba Jesús.  Por esta razón, se explica claramente que es no solo el creador sino el pastor de toda la iglesia.  De hecho, si recordamos los evangelios, el mismo Jesús preguntó: ¿quién dice la gente que soy? Y contestaban que Elías, Jeremías, Juan el bautista o algún otro profeta.  Esta confusión era real.  De ahí que nuestro Dios nos pusiera en su palabra la explicación de quién es Jesús y qué función cumple.  Hoy en día existe la misma confusión.  La gente no sabe quién es Jesús.  Han escuchado algunas características pero no le conocen ni entienden qué funciones desempeña.  Por esto es importante que tengas claro quién es y cómo la biblia explica que es más grande que cualquier otro personaje que aparezca en la biblia o en la actualidad.
Por otro lado, me sorprende la misericordia que Dios derrama sobre nosotros.  Si lees un poco sobre la vida de Moisés, encontrarás no solamente que asesinó a una persona sino fue sumamente terco en entender que Dios se encargaría de absolutamente todo para liberar a su pueblo de la esclavitud.  Sin embargo, Dios tuvo paciencia y hoy se habla de Moisés como siervo fiel.  Esto debe llenarte de emoción al igual que de agradecimiento.  No tienes que ser “bueno” ni “perfecto” para poder reconciliarte con Dios.  Cristo es quien nos limpia y hace sin mancha para ser presentados ante Jehová y no nuestros actos.  Además, esto significa que, aquellos que trabajamos para Él, no somos los que nos portamos mejor o no hemos hecho nada malo.  ¡Para nada!  Simplemente somos aquellos que el Señor tuvo misericordia y nos permite trabajar para Él sin merecerlo.  No dejes que tu culpa frene e interrumpa tu crecimiento espiritual.  Dios vino por ti tal cual como estás.  Con cada una de tus faltas.  Con todos tus defectos y tus pecados.  Cristo murió en la cruz para limpiarte y permitirte tener comunión con Él.  Ahora, ¿qué vas a hacer con todo esto que se te ofrece?  ¿Reconocerlo y vivir agradecido sirviendo a Aquél que te rescató? o ¿seguir como si nada hubiera pasado?  Piénsalo pero toma una decisión pronto.

Oración

Padre: gracias por tener misericordia de mí.  Quiero servirte y te pido me hagas entender que mis faltas y pecados no son más grandes que tu amor, gracia y misericordia.  Utiliza mi vida Señor.  Así como Moisés te sirvió quiero yo servir en tu casa.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

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