Salmos 18:35-36

Tú me cubres con el escudo de tu salvación y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar.  Me has despejado el camino así que mis tobillos no flaquean. 

Nunca te acostumbres a escuchar que el Señor es el Todopoderoso.  Nunca dejes de estremecerte cuando leas que Él es el escudo de tu salvación.  Nunca dejes de agradecer al leer que Él despeja y prospera tu camino.  El día de ayer, mientras cantaba alabanzas al Señor le pedía justamente esto.  Como siempre, en Su perfección hoy me recuerda cuánto cuidado tiene de mí.  No podemos dejar de hacer consciente su grandeza.  ¡Él es Jehová!  El pueblo judío cometió el gran error de volverse insensible a sus milagros y terminó toda una generación muerta en el desierto sin poder entrar a la tierra prometida.  ¿Lo puedes creer?  Después de haber visto cómo el Señor mandaba las plagas a faraón y a ellos los protegía.  Después de ver el mar abierto en dos para que pasaran por él y el ejército de faraón muriera al seguirlos.  Después de alimentarlos en el desierto incluyendo sus caprichos de comer carne, se dieron la vuelta y prefirieron adorar a un becerro de oro.  ¡No caigas en el mismo error!  Tienes que ser humilde y honesto.  Deja que Dios examine tu vida de par en par y que muestre tus becerros de oro.  Solamente así podrás vivir conforme al pasaje de hoy.  Dejando que Él sea el escudo de tu salvación.  Admirándote cuando Él te sostiene.  Gozándote cuando Él prospera tu camino.

¿Quién es tu escudo en los momentos difíciles?  ¿Dónde está tu roca para seguir adelante?  Espero que no utilices al Señor como tu último recurso y acudas a Él solamente cuando te metes en problemas y estás desesperado.  Lee el pasaje con detenimiento.  ¡Dios quiere despejar tu camino para que no flaquees!  El Señor no está allá a lo lejos viendo cómo pasas tu vida.  Él está a tu lado.  Esperando que le pidas perdón.  Esperando que lo dejes trabajar.  Esperando para abrir los cielos y derramar sus bendiciones sobre ti.  ¡Todos quieren bendiciones!  Sin embargo no todos buscan en el lugar correcto.

No sé qué está pasando en tu vida.  Lo que sí sé es que hay dos opciones: paz o angustia.  En cualquiera de las dos no debes dejar de dar testimonio.  En la primera, utiliza ese momento para llevar palabras de aliento a los que están en angustia.  Recuérdales este pasaje.  Recuérdales que el Señor les ama y es escudo de sus hijos.  Si te encuentras en la segunda opción, lee este pasaje una y otra vez hasta que comiencen a salir lágrimas de tus ojos.  Lee el pasaje hasta que tu corazón se estremezca y tu rodilla se doble.  Solamente así sabrás que realmente has entendido Su mensaje.  No dejes que siga pasando el tiempo sin que tomes esta decisión.  Contrario a lo que piensas, cada día que no te acercas al Señor te estás alejando más y más.  Nunca nos quedamos en el mismo lugar.  Anímate y confía en la palabra.  Desecha tus miedos y entrégalos a Jehová.

Oración

Padre: alabado seas.  Eres digno de toda gloria.  Gracias mi Dios.  Gracias por fijarte en mí.  Gracias por la oportunidad de entregarte mis cargas y llevarlas por mí.  Gracias por traer esperanza, consuelo, amor y paz a mi vida en medio de tanta incertidumbre.  Te pido que me utilices para llevar todas estas bendiciones a quienes las necesiten.  Examina mi vida.  Examina mi mente y mi corazón.  Muéstrame todo aquello que te desagrada y despeja mi camino para que pueda seguirte en todo lo que haga.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén