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21 oct 2015

Salmos 18:41-42

(Mis enemigos que me odiaban) Pedían ayuda; no hubo quien los salvara.  Al Señor clamaron pero no les respondió.  Los desmenucé.  Parecían polvo disperso por el viento.  ¡Los pisoteé como al lodo de las calles! 



En la biblia encontramos muchos ejemplos sobre las dificultades que atravesaremos.  En ningún momento se nos esconde que habrá pruebas y que vendrán días en los que parecerá que Dios nos ha abandonado.  Sin embargo, en cada uno de los ejemplos que leemos hay un pequeño y gran detalle: Dios siempre responde.  Lo repito: Dios siempre responde a sus hijos.  David nos está contando los eventos que sucedieron después de su persecución.  Nos habla de cómo el Señor le escuchó, respondió y le libró de sus enemigos. Al mismo tiempo, nos dice cómo no contestó a los que clamaron a Él que odiaban a David.  ¡Esta es una gran enseñanza!  Mateo 7:21 dice: no todo el que me dice: Señor, Señor entrará en el reino de los cielos sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.  1 Juan 2:19 dice: salieron de nosotros pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros habrían permanecido con nosotros pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.  Debes tener claro que el Señor siempre responde a sus hijos, nunca nos abandona y nos protege en todo momento.  Cuando David dice que sus enemigos claman al Señor y no responde, no es porque Dios es malo sino que cumple su palabra y responde a los que permanecen en Él y a los que verdaderamente son de Él.  No te confundas pues Satanás quiere hacerte pensar que Dios puede contestar a algunos y a otros no.  Lo que también debes tener presente es la importancia de realmente permanecer a Él.  El cristianismo no es una religión.  Te lo repito.  El cristianismo no es una religión.  Una religión no lleva a las personas al cielo o al infierno.  La falta de comunión con Cristo y Dios Padre es lo que define a dónde se va una persona al morir.  Examina tu vida.  ¿Realmente eres de Cristo?  No sea que estás del lado de los que dicen Señor, Señor pero Dios nunca les conoció.  Todo esto lo escribo porque al estudiar este pasaje me sorprendió notar que los enemigos de David clamaron al Señor y no les respondió.  Si juntamos los pasajes que puse de Mateo y Juan, podemos entender el por qué de esta falta de repuesta.  Entonces resulta interesante cuestionarse quién es y quién no es parte de la familia del Señor. 
Jehová nos insiste que al permanecer en Él las batallas están ganadas.  La historia de David es un reflejo de ello.  El Señor se encargó de eliminar a sus enemigos y mostrar su mano poderosa.  No hubo dificultad para David.  Nos dice la biblia que los aplastó y parecían polvo disperso.  Eso es lo que sucede cuando dejamos que Cristo tome el control.  Las circunstancias permanecen igual pero ahora Él se encargará de derribar todo lo que tenemos frente a nosotros y llevarnos a la victoria para que nos gocemos y demos la gloria a Él.

Oración

Padre: yo quiero estar de tu lado.  No quiero ser de los que dicen tu nombre pero realmente no permanecen a tu familia.  Perdona mis pecados.  Reconozco que Cristo murió por mí y que solamente a través de Él puedo ser reconciliado contigo.  Padre, yo quiero clamar a Ti y escuchar tu respuesta.  Quiero permanecer en Ti.  Quiero servirte.  Quiero obedecerte.  Heme aquí mi Señor.  En el nombre de Jesucristo.  Amén

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