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28 oct 2015

Salmos 19:1

Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos.




Todas las mañanas camino con mi perro.  Hay una casa en una esquina en la que siempre me encuentro un pajarito parado en la barda.  Cada mañana ahí está.  Es gordito y está muy bonito.  Últimamente he notado que “canta” cuando paso.  Algunas mañanas camino junto con un vecino y su perro y hacemos el mismo recorrido.  Le pregunté un día si había notado al pájaro que siempre estaba en el mismo lugar.  No, me respondió.  Para mí, cada vez que paso por ahí pienso en que es un pequeño regalo que Dios me da.  También, cuando veo un colibrí, pienso en los ángeles.  Que van y vienen.  Nos ven, nos protegen o simplemente sirven al Señor.  Un simple colibrí me hace sonreír recordando a mi Dios.  El salmista no hace alusión a un pequeño pájaro sino a los cielos y el firmamento para anunciar la gloria de Jehová.  ¿En qué momento dejamos de sorprendernos con el cielo?  Entiendo que un pequeño pajarito no haga voltear muchas miradas pero ¿cómo dejar de sorprendernos cuando sale el sol o las estrellas se asoman? 
Cuando uno está metido en su mundo, en sus problemas, en sus ambiciones, en sus planes y en sus deleites, es difícil poder darse cuenta de lo que sucede a su alrededor.  No estoy diciendo que uno no deba tener planes ni buscar placer.  Lo que estoy diciendo es que, cuando uno solamente está viendo por sí mismo, se pierde de todo lo que el Señor está haciendo alrededor.  Por el contrario, cuando uno está en sintonía con El, cada detalle empieza a ser motivo de agradecimiento y bendición.  El mismo cielo que yo veo y utilizo para dar gloria a Dios, otra persona simplemente piensa si va a llover o no.  Esto no significa que yo ando por el mundo como un “enamorado” sin problemas y admirando todo lo que está a mi alrededor.  Soy como tú.  Con momentos difíciles.  Con dolores y tristezas.  Con angustias.  Con enfermedades.  Con incertidumbres.  Pero lo que hago, a diferencia de muchos, es que busco a Dios en cada detalle de mi vida y eso me ha llenado de una manera que jamás imaginé.  Por eso escribo estos devocionales.  Para animarte a que hagas lo mismo.  Para llevar bendición a otras personas.  Yo quiero que más gente se encuentre con pajaritos y puedan hacer una pausa en su día para darle gracias a Dios por ese regalo.  Quiero que más gente pueda estar conectada con el Señor y ver no solo la grandeza del cielo sino cada detalle de su creación.  Sí, el cielo es impresionante pero también una flor lo es.  El firmamento nos recuerda la grandeza de nuestro Dios, su majestuosidad y su omnipotencia mientras que una hormiga nos puede recordar la perfección y minuciosidad.  Toda la creación proclama a Dios.  Toda la creación es un milagro constante.  Sin embargo, nuestro día a día nos abruma de tal manera que no podemos detenernos a admirarla y reconocer al Señor.  Quiero animarte a que no esperes a que pase algo bueno o malo para voltear al cielo y clamar a Dios.  Haz una pausa.  Observa a tu alrededor.  ¿Puedes ver la gloria de Dios?  ¿Puedes ver su mano?  Utilicemos su creación como recordatorio constante que Él nos ama y tiene cuidado de nosotros.

Oración

Señor: eres grande.  Gracias por tu creación y por recordarme con todo lo que me rodea tu majestuosidad.  Te pido perdón porque mi Yo se interpone en mi relación contigo y no me deja ver más allá de mis problemas.  Guíame para caminar conforme a tu voluntad y depender más y más de Ti.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

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