Salmos 27:4 Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida para contemplar la hermosura de Jehová y para inquirir en su templo.

¿Te acuerdas de Aladino y la lámpara de donde salía un genio que otorgaba tres deseos?  Uno pedía tres cosas y cada una de ellas se cumplía.  Imagina por un momento que tuvieras la oportunidad de pedir tres deseos.  Lo que sea.  No hay ninguna restricción.  ¿Cuáles son las tres primeras cosas que te vienen a la mente?  ¿Salud?  ¿Dinero?  ¿Amor?  ¿Ayudar?  ¿Paz?  Lo primero que le vino a la mente a David fue estar en la casa de Jehová todos los días y pasearse por el templo.  Vuelve a meditar en los tres deseos después de abrir los ojos a lo que David pidió.  ¿Qué pedirías ahora?  Tómate tu tiempo.  No apresures las respuestas ni el terminar de leer esto.  Es para ayudarte a tomar perspectiva de las cosas.  ¿Qué es lo que normalmente se roba nuestra paz?  ¿La enfermedad?  ¿La angustia?  ¿La escasez?  ¿La soledad?  Todo esto no tiene sentido si entendemos que lo más importante en la vida es permanecer pegados al Señor y dejar que Él derrame sobre nosotros todas sus bendiciones.  ¿Paz?  Él la da como nada en este mundo nos la puede dar.  ¿Dinero?  Él nos ha prometido cuidarnos sin que nunca nos falte techo, abrigo ni alimento.  ¿Enfermedad?  ¿No resucitó a Cristo de los muertos?   Ni la enfermedad ni la muerte pueden más que Jehová.  ¿Lo puedes entender?  Tus problemas no son más grandes que el Dios Todopoderoso.  Tus dudas pueden ser muy grandes y hacerte perder perspectiva y dirección.  Pero eso no quiere decir que Dios dejó de ser majestuoso y grandioso.  El hecho de que nuestro entendimiento de Él sea limitado no quiere decir que en la realidad Él sea limitado.  Él sigue siendo Dios.  Él sigue siendo el creador.  Aunque la gente no pueda entender que no venimos de un chango ni de millones de años de evolución, eso no quiere decir que Dios deja de ser Dios y Creador.  Piénsalo.  A la gente le gusta criticar a Dios y a los que creemos en Él pero lo más triste es que no tienen nada con qué defender sus argumentos.

¿Quieres saber lo mejor de todo?  Dios quiere concederte no uno ni dos ni tres deseos sino todos tus deseos.  Su palabra nos dice que pidamos y se nos dará.  Que no dudará en abrir las puertas del cielo y derramar sus bendiciones.  Ahora es tiempo de pensar en nuestros deseos:  permanecer siempre pegados a Él, obedientes a Él, listos para servirle, prontos para dejarlo transformarnos, llenos de sabiduría para entender su palabra y de amor para ponerla en práctica con nuestro prójimo.  David pensaba en ese momento tan increíble que sería estar en la presencia de Dios y poder contemplar su hermosura y pasar tiempo en el templo.  Imagina por un momento la hermosura del Señor.  Cuando Moisés hablaba con Jehová y regresaba al pueblo, todo su cuerpo resplandecía de la gloria de Dios por haber estado en su presencia.  Ahora imagina tenerlo cara a cara.  No te sientas mal si tus deseos estaban totalmente alejados de Dios.  Lo importante es que dejes de pensar y actuar de la misma manera y comiences a poner los ojos de Dios, sus deseos y su camino primero.

Oración

Padre: gracias.  Gracias por tu palabra que es perfecta y llena de sentido mi vida.  Padre, yo quiero permanecer siempre en ti y haciendo lo que es agradable a ti.  Transforma mi corazón y mi mente pues tengo mucho que aprender y mucho que dejar de hacer pues no trae nada bueno a mi vida.  No permitas que esta enseñanza caiga en terreno espinoso y no eche raíz en mí.  Te pido que haya terreno fértil en mi corazón y tu palabra de fruto transformándome como nunca hubiera imaginado.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén