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24 jun 2016

Salmos 27:9-10 No te escondas de mí; no rechaces en tu enojo, a este siervo tuyo, porque tú has sido mi ayuda. Aunque mi padre y mi madre me abandonen el Señor me recibirá en sus brazos.

Si alguien hace algo que simplemente hace que pierda toda tu confianza, lo natural es que tu relación con esa persona se vea interrumpida, se separen y no sigan como antes.  Es normal y de cierta manera es supervivencia.  El mismo Pablo tuvo problemas con Bernabé y terminaron tomando caminos distintos.  Es por esta razón de naturaleza que David siente la necesidad de clamar a Dios y pedirle que no le rechace en su enojo.  De cierta manera le está diciendo que, entiende que ha cometido pecados pero no quiere apartarse de Él.  David, como humano, sabe cómo somos y cómo reaccionamos cuando alguien rompe con nuestra confianza pero Dios no es como nosotros.  Él no tiene las mismas actitudes y en su sabiduría nos dice constantemente que somos sus hijos para poder entender su gran amor.  Normalmente un padre jamás dejará de amar a su hijo sin importar lo que haga.  Un hijo podrá cometer error tras error pero el padre siempre estará con los brazos abiertos para recibirlo de vuelta.  Ahora, escribí normalmente con toda intención porque el versículo 10 nos da un punto a tratar: a veces los padres terrenales pudieran abandonar a sus hijos.  Triste pero cierto.  Entonces, ¿qué nos queda?  Dios.  Tenemos que entender con esto que, a pesar de que nosotros reaccionamos mal e incluso nuestros seres queridos más cercanos puedan abandonarnos o hacernos daño, nuestro Dios, Jehová, siempre nos amará y recibirá con los brazos abiertos.  No permitas que Satanás te engañe.  Sí, Dios odia el pecado.  Sí, Dios no está nada contento cuando pecamos y desobedecemos.  Pero la verdad no termina ahí y eso es lo que Satanás quiere que pienses.  Dios está listo para perdonarte y recibirte.  Recuerda que otro nombre de Satanás es el Acusador.  Buscará hacerte sentir que no mereces nada y que no vales nada.  Quiere aplastarte.  Quiere destrozarte.  Hoy revisé un dato sumamente devastador.  En el año 2014, 42,773 personas se quitaron la vida solamente en Estados Unidos.  Equivale a casi 5 personas por hora.  En lo que llevo escribiendo y preparando este devocional 5 personas se han quitado la vida.  Perdieron toda esperanza.  Perdieron contra el Acusador.  Esto no puede ni debe continuar sin que tengamos conocimiento y tomemos cartas en el asunto.  Debemos estar atentos pero, sobre todo, con los brazos abiertos para que la gente pueda venir a nuestros brazos y desbordar su carga.  Así como Dios nos recibe con brazos abiertos, así también tenemos que llevar esos brazos llenos de amor y perdón para cada uno de los que nos rodea.
En esta vida vamos a cometer errores.  Lo importante no es pararse y seguir adelante como la cultura nos hace pensar.  Lo importante es arrepentirse y pedir a Dios que nos perdone y transforme para no volverle a fallar.  Lo importante es entender que nuestro Dios no nos abandona como los hombres lo hace cuando cometemos un error.  Lo importante es vivir convencidos que él nos recibe con brazos abiertos y que no hay pecado que no pueda ser limpiado por la sangre de Cristo.

Oración

Padre: gracias por tu amor y por recibirme con los brazos abiertos.  Perdona mis pecados y no permitas que Satanás me confunda haciéndome pensar que me abandonarás por mis pecados.  Padre, no quiero volver atrás ni apartarme de Ti.  Gracias por rescatarme.  Te pido me llenes de tu paz, de tu amor y tu consuelo y que pueda ser un río que lleva todas esas bendiciones a los que me rodean.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén

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