Vistas de página en total

24 mar 2008

2 Corintios 3:5



No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios.



Este versículo, en mi punto de vista, es un parámetro para medir tu entrega y madurez en Cristo. ¿Por qué? Porque si entiendes que Dios es quien da la competencia para que puedas realizar CUALQUIER cosa, entonces has alcanzado un buen nivel de madurez acompañado del ingrediente principal: HUMILDAD.
¿Qué significa que la competencia provenga de Dios?
Significa que tú no tienes la capacidad de hacer absolutamente nada si no es por la voluntad y misericordia de Dios.
No es fácil entender este concepto y menos en esta época en la que al parecer el hombre “se merece” todo. Si trabajas duro, te mereces cosechar mucho; si te esfuerzas, te mereces una recompensa; si crees en ti mismo, llegarás muy lejos y así muchas más. Dentro de todas estas frases no encuentro a Dios…
¿No sabes que Dios decide el tiempo que vives? En su misericordia te permitió tener la sabiduría, salud, fuerza, habilidades y todo aquello que eres. TODO lo que eres es por que Dios así lo permitió. ¿O acaso has hecho algo para merecer tu salud? ¿Crees que te mereces tener tu cuerpo completo con tus 5 sentidos a la perfección? ¿Piensas que una persona sorda o ciega no hizo los suficientes méritos como tú?
NADIE escoge o gana lo que tiene. Dios lo da en su misericordia conforme a SU voluntad.
¿Ya te diste cuenta por qué pienso que este versículo es un buen parámetro de madurez?
Es fácil creer en Dios. Es muy bonito hablar de El y creer en sus promesas. Todo se complica cuando debes de APLICARLO en tu vida. Somos tercos y orgullosos, la principal barrera para que el Señor pueda trabajar en tu corazón.
Últimamente, Dios me ha mostrado que no merezco NADA de lo que tengo.
En lugar de sentirme deprimido o triste, es todo lo contrario.
Me siento TOTALMENTE agradecido por darme MUCHO más de lo que necesito.
¿Sabes? Mientras más me humillo, entiendo que lo que soy y lo que tengo, me lo da Dios en su MISERICORDIA, y por consecuencia, más agradecido y feliz vivo. Es una especie de “desprendimiento” de las cosas físicas y materiales. Si el Señor me permite hoy disfrutar de la casa que tengo, la disfrutaré. Si mañana quiere que tenga una más pequeña, igual la disfrutaré. He aprendido que Dios me ha dado TODO (la competencia) para ser quien soy.
En lo individual, en lo profesional y en lo espiritual, DIOS me formó y pido que me siga transformando. No fue mi educación, nivel económico, habilidades ni nada de lo que tengo. El Señor en su AMOR y MISERICORDIA, me dio más de lo necesario.
Te invito a que medites en este versículo. Vuelve a leerlo. No es fácil entenderlo.
Te animo a que examines tu vida. Entrega lo que tienes a Dios. Reconoce que El es quien decide y hace. Te aseguro que tu vida será diferente.

Oración
Señor: es difícil entender que tú me has dado absolutamente todo. Una parte de mí cree que merezco cosas que tengo. Te pido que pongas humildad en mi corazón para poder entender que Tú eres quien da la competencia y capacidad de hacer cualquier cosa y no mis habilidades. Examíname. Renuévame. Transfórmame. Te lo pido en Cristo Jesús.

Amén

No hay comentarios: