Vistas de página en total

16 dic 2009

Mateo 9:1-7

Subió Jesús a una barca, cruzó al otro lado y llegó a su propio pueblo. Unos hombres le llevaron a un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: ¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados! Algunos de los maestros de la ley murmuraron entre ellos: ¡Este hombre blasfema! Como Jesús conocía sus pensamientos, les dijo: ¿Por qué dan lugar a tan malos pensamientos? ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados quedan perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (se dirigió al paralítico): levántate, toma tu camilla y vete a casa. Y el hombre se levantó…

Decidí escribir el pasaje completo pues al leerlo entendí algo que nunca me había percatado. A lo largo de este año lleno de dificultades, me han escrito personas que se encuentran desesperadas, que no saben qué hacer, con angustias y preocupaciones que van más allá de sus capacidades. Personas que se encuentran cansadas y trabajadas que buscan un respiro, un descanso un tiempo de paz. Personalmente he tenido un año en el que laboralmente, sé que recordaré toda mi vida por la cantidad de incertidumbre que tuve que atravesar. Aunque termina el año, los problemas y los momentos difíciles nunca terminarán. No es un castigo de Dios. Simplemente es la forma en que moldeamos nuestro carácter y la manera de nuestro Dios para “sacar” de nosotros aquello que no está bien. Por esto, al leer este versículo pude comprender lo fácil que nos podemos equivocar al hacer nuestras oraciones y pedir o buscar lo incorrecto.

Cuando tienes problemas, tus oraciones están enfocadas a que se resuelvan. Cuando hay enfermedad, tus oraciones piden por salud. Cuando hay escases, tus oraciones piden por abundancia, cuando hay soledad, tus oraciones piden por compañía, cuando hay pleitos, tus oraciones piden por que la otra persona entienda que hizo mal. ¿Dónde quedan las oraciones para entender tu propia situación, tus propios problemas, tus propios errores, tus propios pecados?

Al leer el pasaje pienso en Jesús diciéndome: ¿no ves que es más fácil que te de todo lo que (piensas) que necesitas que perdonarte tus pecados? ¿Entonces por qué te esfuerzas tanto en pedir por todo lo demás en lugar de pedir por comprender tus errores y por poder cambiar tus malos hábitos?

Cuando le llevan al paralítico a Jesús, todos esperaban que lo sanara inmediatamente. Así somos. Esperamos que solucione todo al instante, pero Dios no trabaja así. Primero nos enseñó lo que realmente tiene valor e importancia: ser perdonados de nuestros pecados. Posteriormente se encargó de la necesidad física mostrando soberanía sobre lo que es imposible para nosotros. ¿Puedes entenderlo? Si estás atravesando momentos complicados, o en un futuro te encuentras en una situación inadvertida, quiero que recuerdes este pasaje y tengas presente que primero está el trabajo que Dios quiere hacer en tu vida y después lo que tú consideras que necesita ser cambiado.



Oración

Padre: definitivamente estaba confundido en mis oraciones. Te pido perdón. Quiero aprender a ver tu mano en lo que sucede y a trabajar primero en mi interior confiando en que Tú te encargas de cualquier necesidad exterior en su debido tiempo. Gracias Señor por tu amor y misericordia. En el nombre de Jesús oro a Ti,

Amén

No hay comentarios: