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4 mar 2010

Colosenses 1:28-29

A este Cristo proclamamos, aconsejando y enseñando con toda sabiduría a todos los seres humanos, para presentarlos a todos perfectos en Él. Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí.



Aquellos que son número uno en lo que hacen tienen una cualidad muy especial: el deseo de ser el mejor. Todos los golfistas desearían ser Tiger Woods, los nadadores Michael Phelps, los futbolistas (hay muchos posibles) pero tal vez Cristiano Ronaldo y así los empresarios les gustaría ser Carlos Slim o Bill Gates. Todos ellos buscaron la perfección y la lograron en aquello que desempeñan. No se dio de un día para otro ni tampoco tomó semanas. Varios años de gran trabajo y esfuerzo. Todo con un propósito por cumplir.
Esta es la imagen que tenemos de la perfección: trabajar arduamente para poder lograrla. Si bien, en el cristianismo encontramos el trabajo y la entrega constante, la perfección nunca llega a través de esos dos elementos. Llega gracias a Cristo Jesús. Gracias a Él y por medio de Él podemos ser presentados santos y perfectos ante Dios. No por sus enseñanzas, no por la sabiduría que nos da, tampoco por nuestro gran esfuerzo ni la dedicación que tengamos, solamente por medio de su sacrificio podemos llegar a tal perfección. Ésta es imposible de adquirir por más ganas y energía. No hay un manual de actividades para poder ser presentado santo y sin mancha. Tu pecado tiene un precio muy grande. Cristo ya hizo el sacrificio por ti y por mí. Ahora te corresponde reconocer tus errores y aceptarlo. Puedes ser el mejor en muchas actividades y áreas de tu vida, pero solamente a través de Jesús puedes ser el “mejor” ante Dios Padre. Necesitas del sacrificio del Hijo de Dios para llegar a ella.
Muchas personas quieren trasladar sus ideas y principios a la biblia y por ello les cuesta trabajo el entender la misericordia de Dios. Buscan que Dios se comporte como humano y nos haga trabajar y pagar por nuestros pecados. ¡Gracias al Señor que no es así! Sí que lo merecemos, pero el amor de Cristo es más grande.
Con este fin trabajo y lucho fortalecido por el poder de Cristo que obra en mí
Pablo se dedicaba a enseñar y aconsejar a todos los que pudiera para encaminarlos en una vida dedicada a Jesús. Estoy seguro que tuvo momentos de desesperación y falta de entendimiento. Se topó con personas necias y orgullosas, probablemente varias que le faltaron al respeto, otras más lo apedrearon y buscaron quitarle la vida. ¿Podemos hacer este tipo de trabajo? La respuesta es NO. Necesitas ser fortalecido en Cristo para poder llevarlo a cabo y justamente eso es lo que entendió Pablo con el paso de los años. Seguramente se cansó de lo que estaba atravesando, así como tú y yo nos cansamos muchas veces de lo que acontece en nuestras vidas. Pero él volteó su mirada al cielo y recordó que es Cristo quien nos da la fortaleza para continuar. Recordó que no son nuestras fuerzas, nuestras ganas o nuestros deseos de seguir adelante buscando la “perfección”.
Hoy te digo que te vas a cansar. Que vas a tener errores. Probablemente ya has estado cansado y te has equivocado varias veces. Te cansarás más y te equivocarás más. Tendrás incertidumbre, temores, tristezas entre otros. No lleves todas esas cargas tú solo. Te animo a que aprendas y escuches consejo de la Palabra de Dios y permitas ser “perfeccionado” en Él.
Señor: no merezco tu misericordia. Cuántas gracias te doy por amarme así. Hoy quiero pedirte que perdones mis pecados y que Cristo pueda presentarme perfecto ante Ti. Gracias por enseñarme que a través de Él puedo seguir adelante y tener fortaleza. Ayúdame a vivirlo siempre. Te lo pido en su nombre
Amén

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hermosa y clara explicación del texto. Busquemos la ayuda d Jesús para seguir perseverando y poder presentarnos perfectos ,ante Dios Padre

Un Tiempo con Dios dijo...

¡Amén!
Gracias por escribir.