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2 may 2011

Hechos 9:38-39

Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres a rogarle: No tardes en venir a nosotros. Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.



¿Por qué llaman a Pedro los discípulos y por qué las viudas llegan a él llorando y haciendo gran clamor? Empezaré respondiendo la segunda pregunta. En nuestra cultura, la forma de expresar un dolor es muy distinta a la que se usa en medio oriente. De hecho, es probable que hayas visto escenas en las que muestran cómo rasgan sus vestiduras, gritan, lloran y todo de una manera muy vistosa o aparatosa. Nos resulta extraño pero para ellos es normal. Por esta razón, cuando Pedro llega, de cierta manera es “atacado” por las viudas que lo saturan con llantos y presentando las vestimentas que había hecho Dorcas.
Con respecto a la primera pregunta, debemos entender su situación y de ahí, hacer dos suposiciones: que no sabían qué hacer o que esperaban que Pedro hiciera algo mejor que ellos. Es probable que hubieran tenido otros momentos similares en los que un hermano en Cristo falleciera. Pienso que la primera suposición no tiene mucho fundamento puesto que no resultaba algo nuevo este fallecimiento. Por el contrario, pienso que llaman a Pedro pues sabían de su fe y de lo que era capaz. También sabían que sabría cómo manejar la situación de una buena manera. Pero lo más interesante es que estoy seguro que, independientemente de lo que Pedro hiciera, ellos no sabrían qué es lo que pasaría hasta el momento en que Pedro llegara. Y aquí es donde pienso en nuestra vida actual. Me explico mejor. Los discípulos acuden a Pedro pidiendo que venga y los apoye. No saben exactamente qué hará o cómo los apoyará pero saben que algo hará para mejorar la situación y por ello acuden a él. Lo mismo debemos hacer con Dios. Acudir a Él para entregarle nuestra situación, obedecerlo plenamente sabiendo que Él, de alguna manera u otra, se encargará de mejorar nuestra vida. No debemos limitar a Dios y esperar que resuelva de esta o aquella forma sino dejarlo que, como Pedro, venga a nosotros y observemos lo que tiene que mostrarnos.
En el libro de Éxodo podemos darnos cuenta que Dios conoce nuestros dolores y penas cuando Dios le dice a Moisés que los clamores del pueblo de Israel han sido escuchados y por eso serán librados. ¿Cómo habrían de ser librados? No lo sabía Moisés. ¿Cómo serás librado? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que el hecho de estar con Cristo, lo que venga lo podremos soportar en Él.

Oración
Señor: quiero dejar de limitar tus acciones pensando que deberías hacer esto o aquello. Quiero invitarte a mi vida y dejar que Tú trabajes y yo observe sin reclamar. Quiero vivir confiado sabiendo que harás maravillas en mi vida mientras me mantenga pegado a Ti. Transfórmame Señor, en el nombre de Jesús
Amén

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