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24 oct 2011

Hechos 15:24-29


Nos hemos enterado de que algunos de los nuestros, sin nuestra autorización, los han inquietado a ustedes, alarmándoles con lo que les han dicho.  Así que de común acuerdo hemos decidido escoger a algunos hombres y enviarlos a ustedes con nuestros queridos hermanos Pablo y Bernabé, quienes han arriesgado su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.  Por tanto, les enviamos a Judas y a Silas para que les confirmen personalmente lo que les escribimos.  Nos pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros no imponerles a ustedes ninguna carga aparte de los siguientes requisitos: abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados y de la inmoralidad sexual.  Bien harán ustedes si evitan estas cosas.  Con nuestros mejores deseos.



Esta es la carta que escribieron y enviaron con Pablo y Bernabé.  Resulta interesante leer con detenimiento y tratar de encontrar el tono con el que fue escrita.  Es decir, ¿los estaban regañando, animando o reclamando?  Personalmente, después de leer varias veces estos versículos, solamente puedo notar un tono calmado, con mucho amor y paciencia para con los destinatarios.  No me cuesta trabajo aceptar que tengo muy poca paciencia.  Lo que sí me cuesta trabajo, y mucho, es poder calmarme y frenarme para reaccionar distinto.  La biblia nos dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  Que seamos prontos para oír y tardos para la ira.  Que tengamos cuidado con nuestra lengua pues aunque pequeña puede destruir en gran manera.  
Sabemos que la biblia está llena de ejemplos sobre lo que debemos y no debemos hacer y hoy es un excelente ejemplo sobre cómo comportarnos con nuestros hermanos y cómo exhortarlos a continuar correctamente en el camino de Dios.
Debemos tener mucho cuidado al dirigirnos a los demás y en especial con nuestros hermanos en la fe.  Si el Señor nos mandó a estar en paz con los demás, busquemos tener este sentimiento presente en todo momento.  Si es necesario corregir como en el caso que leímos en los versículos de hoy, utilicemos palabras de amor y no de castigo, de paz y no de contienda, de gracia y no de juicio recordando en todo momento que servimos al Señor y no a nosotros mismos.  Pablo en su carta a Timoteo nos dice que reprendamos al anciano exhortándole como a un padre y a los más jóvenes como nuestros hermanos.  Recuerda lo que la carta a los gálatas nos dice sobre el fruto del espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza.
Todos estos atributos tenía Jesús y vivió dando testimonio de ello.  Si decimos que somos sus seguidores, es nuestra responsabilidad imitarlo en todo y no solo en aquello que consideramos importante.  Recuerda que Dios no ve el exterior sino tu corazón.  A Él no lo engañas cuando no obedeces.  Te engañas a ti mismo.  

Oración
Padre: perdona mis pecados y mi falta de amor y paciencia para con mi prójimo.  Gracias por enseñarme que debo cambiar y que mi personalidad necesita ser moldeada conforme a la de Jesús.  Transforma mi vida y permite que lleve fruto.  Te pido que me llenes de tu amor y que pueda compartir tus bendiciones con mi prójimo sin hacer excepción de persona alguna.  En Cristo Jesús.  Amén 

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