Vistas de página en total

25 oct 2011

Hechos 15:30-35


Una vez despedidos, ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la congregación y entregaron la carta.  Los creyentes la leyeron y se alegraron por su mensaje alentador.  Judas y Silas, que también eran profetas, hablaron extensamente para animarlos y fortalecerlos.  Después de pasar algún tiempo allí, los hermanos los despidieron en paz, para que regresaran a quienes los habían enviado.  Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la palabra del Señor en compañía de muchos otros.



Cuando nada parece tener sentido no quiere decir que Dios no tenga un propósito.  Ahora, no debemos confundir nuestras malas decisiones con malos resultados con aquellas situaciones en las que nada podemos hacer y nos son adversas.  Lo que siembras es lo que cosechas.  Es un dicho muy conocido.  Muy cierto.  De todas formas, nos sigue sorprendiendo cuando lo vemos en nuestra vida.  Pensamos que a nosotros no nos va a pasar.  Por alguna razón pensamos que habrá algo que permita que el resultado sea distinto a pesar de que estamos totalmente encaminados en la dirección incorrecta.  Todo esto lo digo porque me sorprende leer que los discípulos seguían creciendo en Antioquía.  Si recuerdas un poco, Pablo casi muere en este lugar, Pedro fue encarcelado y los creyentes eran aprehendidos y maltratados.  ¿No te parece el lugar más hostil para seguir intentando crecer una iglesia?  Pareciera totalmente necio el querer trabajar ahí.  ¿Qué sentido tiene?  ¿Señor, cómo quieres que arriesguemos nuestras vidas en un lugar que no desean recibirnos?  Puedo imaginar estos pensamientos en los discípulos.  Pero el Señor siguió mostrando su voluntad y Antioquía estaba dentro de sus planes.  Los discípulos obedecieron.  Después de un tiempo, el relato de hoy nos confirma que, a pesar de las circunstancias totalmente adversas a los hermanos en la fe, la iglesia en Antioquía seguía creciendo.  ¿Cómo?  Sí.  A pesar de que no tenía sentido el trabajar en ese lugar, Dios, se encargó de demostrar cómo donde abunda el pecado sobreabunda su gracia.
Ahí estaban reunidos.  Leyeron la carta, se gozaron en lo que escucharon y en el compañerismo que recibieron.  Luego fueron despedidos.  Los hermanos habían sido fortalecidos y animados a seguir en el camino de Dios y presenciamos un final feliz.
Tiene que pasar tiempo.  El tiempo de Dios y no el tuyo.  No siempre podremos comprender lo que está sucediendo y tampoco podemos suponer que tal fecha todo se debe aclarar.  La verdad es que el tiempo del Señor es muy distinto al nuestro.  Hoy podemos ver que, a pesar de haber atravesado circunstancias totalmente adversas y situaciones que parecían sin sentido, nuestro Dios tiene un plan muy superior a lo que podemos ver, el cual, nos es revelado cuando en su misericordia decide que el tiempo ha llegado.
¿Puede venir algo bueno de circunstancias adversas?  Sí.  Definitivamente que sí.  Para esto, nuestro deber es obedecer fielmente a Dios y esperar a que decida mostrarnos su plan.  Mientras tanto, podemos permanecer en Su paz y Su gozo y Su amor.  No estás solo.  No estás desamparado.  Espera en Él.

Oración
Señor: definitivamente las circunstancias me impiden darme cuenta que Tú tienes control y sobre todo un plan que traerá bendición.  Hoy entiendo que en tu soberanía, tú decides qué y cuándo.  Ayúdame a permanecer en obediencia en todo momento y con mi fe puesta siempre en Ti.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

No hay comentarios: