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4 abr 2012

Hechos 21:18-19


Al día siguiente Pablo fue con nosotros a ver a Jacobo, y todos los ancianos estaban presentes.  Después de saludarlos, Pablo les relató detalladamente lo que Dios había hecho entre los gentiles por medio de su ministerio.  


Comunicación.  ¡Hay tantos libros que escriben sobre este tema!  Hay seminarios y oradores que se dedican exclusivamente a la comunicación.  Puede ser en el sector empresarial, de pareja o motivacional, pero finalmente lo que buscan es enseñarnos a comunicar algo.  Todos sabemos hablar pero no todos sabemos comunicarnos.  ¿Lo entendiste bien?  Te lo repito.  Todos sabemos hablar pero no todos sabemos comunicarnos.  La comunicación se realiza cuando la contraparte recibe y comprende lo que le están informando.  Irónicamente, esto no pasa tan seguido como pensaríamos.  Me da mucha risa el libro (que nunca he leído) llamado las mujeres son de Venus y los hombres de Marte haciendo alusión a que simplemente pareciera que no podemos comunicarnos y entendernos.  
Nos dice el pasaje de hoy que Pablo relató detalladamente lo que había vivido en su ministerio y lo que Dios estaba haciendo.  Cada una de las cosas que vivió la compartió.  Con detalle.  De manera minuciosa.  Que no se le escapara nada para poder llevar el mensaje en su plenitud.   En otras palabras para poder comunicar lo que Dios, el Señor, estaba haciendo.
¿Qué tiene que ver esto conmigo?  Tres puntos principalmente.  El primero.  Debemos aprender a comunicarnos.  Debemos aprender a detallar las cosas y no dejar lugar para posibles mal entendidos.  Es importante buscar que la otra persona realmente reciba la noticia que le estamos dando y ser sensibles para percatarnos si no está siendo de esta manera.  Esto se aplica con cualquier persona.  Puede ser tu jefe, compañero de trabajo, tus hijos o tu pareja.  ¡Debes aprender a comunicarte!
El segundo tiene que ver con la iglesia del Señor.  Es de suma importancia el estar bien comunicados.  No inventando, no hablando mal los unos de los otros y no creando chismes.  La lengua, nos dice Santiago, es pequeña pero sumamente peligrosa.  El tercero lo llamo, evitando ser el “llanero solitario”.  ¿Qué es esto?  Bien.  El llanero solitario es aquél que no comparte absolutamente nada de lo que el Señor está haciendo en su vida.  Por miedo, pena, orgullo o alguna otra razón que considera suficiente para guardarse todo.  Si bien, tu vida es privada y es tu vida, debes saber que puedes servir de ejemplo y testimonio para los demás.  El testimonio no viene solamente de los que han transformado su vida y parece que todo está bien.  Los testimonios más impactantes son de aquellos que abren su corazón a los demás y  comparten su lucha constante con lo que quieren dejar atrás por perseguir ahora el camino del Señor.  Abre tu vida a los demás.  No tengas miedo.  No seas orgulloso.  Todos tenemos “cola que nos pisen”.  Por eso acudimos al Señor.  Necesitamos ser perdonados y limpiados de todas nuestras faltas.  Habla detalladamente de tu vida.  Comunica con los demás lo que Dios está haciendo.  Comunica con tu pastor o con tu hermano lo que te sucede.  No te imaginas el impacto que puede causar este acto tan sencillo.Pablo comunicó a los ancianos lo que el Señor estaba haciendo y todos se maravillaron y alabaron a Dios.  Aprendamos a comunicar lo que nos sucede.  Aprendamos que el impacto que causamos puede servir para dar gloria a Dios cuando abrimos nuestro corazón  compartimos nuestras batallas con los demás.
Oración
Señor: Gracias por tus bendiciones.  Gracias por tu misericordia y amor infinito.  Te pido perdón por mis pecados.  Te pido que me enseñes a comunicarme con los demás.  Que aprenda a hablar de lo que haces en mi vida y que el miedo, orgullo o timidez no me frenen.  Te pido que aprenda a controlar mi lengua y entienda que así como puede causar gran bendición también puede ser sumamente destructiva.  Gracias Señor por tu dirección.  No permitas que me aparte de ti.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

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