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24 jul 2012

Hechos 28:1-2


Una vez a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta.  Los isleños nos trataron con toda clase de atenciones.  Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos porque estaba lloviendo y hacía frío.  


Hace ya cinco meses que rescatamos a nuestro perro de la calle.  Dentro de este tiempo, hemos tenido todo tipo de experiencias con él.  Poco a poco, la transformación se ha ido haciendo más notoria.  Tuvimos que comprar un collar especial para corregirlo sin tener que estarlo ahorcando.  Conforme pasa el tiempo, él mismo se va dando cuenta que mientras se mantenga por el camino que yo le muestro y siga mis pasos, no hay ninguna corrección y caminamos muy bien.  Por el contrario, cuando quiere dirigir él e irse a donde le plazca, es necesario aplicarle una que otra corrección para que entienda que así no funcionan las cosas.  Aunque no lo creas, nuestra relación con Dios es muy similar.  Ojalá y fuéramos más listos pero si somos honestos, realmente nos comportamos como mi perro.  Sabemos que mientras estamos en línea con el Señor, todo fluye, tenemos paz y gozo.  Los que están a nuestro alrededor notan que nuestro ánimo es distinto y nos alegramos de ello.  Pero en cuanto comenzamos a querer dirigir nosotros e irnos por donde nos parece más atractivo en lugar de por donde muestra el Señor, las “correcciones” comienzan y todo se vuelve más torpe en lugar de fluir como antes.  ¿Quiere decir que las correcciones son buenas?  ¡Por supuesto!  Cada vez que atravesamos un momento difícil, Dios nos pone en nuestro lugar y nos recuerda quién es quién.  Cada corrección de nuestro Señor, nos ayuda a seguir caminando a lado de sus pies en lugar de ir por donde nos plazca.  Ahora, después de que pasamos esa prueba, es necesario decidir cómo vamos a vivir y a tomar decisiones de ahora en adelante y es precisamente aquí donde se encuentran los náufragos junto con Pablo.  Finalmente están en tierra.  Pueden comer y sentarse sin miedo a perecer en alta mar.  Fueron recibidos calurosamente y pudieron por primera vez pasar una noche tranquila.  Este es el momento en que deben reflexionar sobre lo que pasó y tomar decisiones serias para el futuro.  Dentro de su experiencia habían escuchado a Pablo hablar de un Dios y vieron un testimonio en su vida.  ¿Habrían de creer y conocer más de ese Dios?  ¿Él fue quien les salvó la vida o simplemente tuvieron suerte?  Hoy puedes estar en este momento  o tal vez estás en plena prueba.  Ya has atravesado la tormenta.  Finalmente puedes dormir una noche en paz.  ¿Qué vas a hacer ahora?  Tristemente cuando las cosas mejoran, dejamos de orar con tanta intensidad y nos apartamos de nuestra comunión con Dios.  Te animo a que de ahora en adelante no sea así.  Hoy que estás en “la isla” descansando y teniendo paz, te motivo a que no te separes de Dios ni disminuyas tu comunión con Él.  Disfruta este tiempo y dale la gloria pues te ha sacado adelante.  Pero sobre todo, no permitas que tu crecimiento espiritual y entrega se vengan para abajo.  El diablo es astuto y quiere engañarte para que vuelvas a donde estabas antes, pero ahora sabes que no vale la pena y que no había nada que tuviera valor para tu vida espiritual.  Deja de caminar por donde tú quieres y de estar recibiendo “correcciones” de Dios.  Mejor sigue Sus pasos y Sus caminos y disfruta de sus bendiciones.
Oración
Señor y Padre nuestro: alabado seas.  Gracias por darle sentido a mi vida y mostrarme caminos que nunca imaginé.  Gracias por traer paz en medio de tormentas y por siempre cumplir con tus promesas.  Perdona que te de la espalda.  Perdona que quiera ir por mis caminos.  Perdona mis rebeldías junto con mis oídos necios.  Hoy entiendo que debo cambiar.  Hoy entiendo que tus mandamientos traen bendición a mi vida.  Ayúdame Señor y transforma mi corazón.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 
Sucedió que Pablo recogió un montón de leña y la estaba echando al fuego, cuando una víbora que huía del calor se le prendió en la mano

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