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21 abr 2014

Hebreos 6:9-12

En cuanto a ustedes, queridos hermanos, aunque nos expresamos así, estamos seguros que les espera lo mejor, es decir, lo que atañe a la salvación.  Porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo.  Deseamos, sin embargo, que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza.  No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas.



Muchas veces leemos la biblia o escuchamos alguna predicación y nos quedamos con buenos deseos y ánimos para seguir y servir a Dios.  Sin embargo, cuando llegan las pruebas, los momentos difíciles y nos sentimos desesperados, se nos olvida todo eso y comenzamos a buscar soluciones por nuestros propios medios.  Por un lado, tenemos el recuerdo que lo mejor es seguir a Dios mientras que por el otro queremos hacer nuestra voluntad y tratar de tener un efecto inmediato.  No es fácil seguir a Cristo.  Siempre lo he dicho y hoy te lo repito.  Él pide que entregues tu vida entera.  Que te niegues a ti mismo y tomes su cruz.  Te hace responsable de ir y compartir su palabra.  Te pide que ames a tu prójimo y le perdones siempre como Él te ha perdonado.  En fin, hay tanto que se pide de nosotros y lo podemos reducir a dejar que Él crezca mientras nosotros nos hacemos pequeños.  Pero ¿por qué digo todo esto y qué tiene que ver con el pasaje de hoy?  El pasaje nos habla de aquellos que han decidido servir.  Aquellos que han tomado la cruz y seguido los pasos del Maestro.  Sin importar que sus deseos pidan otra cosa, ellos han preferido seguir el camino que ha trazado Cristo.  Sin embargo, es necesario que reciban aliento y eso es precisamente lo que vemos en este pasaje y es lo mismo que quiero transmitirte hoy.  Ánimo.  Aliento.  Consuelo.  Paz.  Confirmación que estás en la dirección correcta.  Dice el pasaje: deseamos que cada uno de ustedes siga mostrando ese mismo empeño hasta la realización final y completa de su esperanza.  Esto quiere decir hasta que mueran o Dios venga.  ¿Te das cuenta?  Ese paso de fe a acción cuesta trabajo pero no termina ahí.  Debemos seguir escalón tras escalón y habrá días o situaciones en las que simplemente queramos tirar la toalla.  Habrá momentos en los que ya no puedas más y pienses que nada tiene sentido y la idea de hacer las cosas a tu manera te estará rondando una y otra vez.  ¡No caigas!  Dios no se ha olvidado de ti ni está lejos.  Está a tu lado.  Viendo cómo creces espiritualmente y gozándose cuando trabajas para su obra.  ¿No me crees?  El pasaje lo confirma: Dios no es injusto para olvidarse de las obras que hacen para su gloria. 
Tal vez el día de hoy necesitas palabras de aliento y Dios te las está dando.  Ánimo.  Él ha vencido al mundo.  Él ha roto las cadenas que te ataban al pecado y ha traído luz y esperanza a tu vida.  Acude a Él.  Refúgiate en Él.  Recuerda que Él es la roca y el fundamento sólido.  Él da sentido a nuestra vida y nos permite seguir adelante.  Sin importar lo que venga.  Sin importar que nada cambie.  Él nos lleva y guarda.  Él nos llena de su amor y de la paz que en este mundo no podemos encontrar.

Oración

Señor y Padre: gracias.  Solamente tú puedes dar sentido a mi vida cuando todo parece estar de cabeza.  Solamente tú eres roca y fundamento firme cuando nada permanece.  Yo te amo y quiero servirte.  Te pido me llenes de tu fuerza, me llenes de ánimo y deseo por seguirte y no perecer pues en ocasiones soy débil.  No permitas que caiga y me aparte de Ti.  Te pido me llenes de tu amor y de tu perdón y que lo pueda transmitir a mi prójimo sin importar lo que ellos me hagan.  Crece en mí mi Señor.  En Cristo Jesús.  Amén

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