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8 ago 2016

Salmos 29:1-2 Tributen al Señor, seres celestiales, tributen al Señor la gloria y el poder. Tributen al Señor la gloria que merece su nombre; póstrense ante el Señor en su santuario majestuoso.

En el idioma original, la palabra yahab, se traduce como dar en lugar de tributar.  Tres veces se repite la misma palabra: Dar. Dar. Dar.  Cuando habla de seres celestiales, utiliza la palabra el, que significa hombres de rango o poderosos, ángeles, ídolos y dioses falsos.  En 1 Samuel capítulo 5 vemos una historia que simplemente me encanta.  Los filisteos han tomado el arca de Dios pues vencieron a los israelitas y deciden ponerla dentro del templo de Dagon.  A la mañana siguiente, encuentran a Dagon postrado frente al arca de Jehová.  Sin entender lo que había pasado, lo levantan y colocan nuevamente en su lugar.  A la mañana siguiente, vuelven a encontrar a Dagon postrado frente al arca con la cabeza y las manos cortadas. 
Cuando leemos el pasaje y meditamos en él, nos podemos dar cuenta de la verdadera identidad de Dios.  Nada ni nadie está por encima de Él y su gloria.  Ya sean seres humanos o celestiales, todos, absolutamente todos debemos darle la gloria que se merece y postrarnos ante Él.  Hoy en día, la gente piensa que Dios no existe porque no caen rayos del cielo para matar a aquellos que le niegan.  Piensan que Dios no existe porque hay injusticias y guerras.  Piensan que Dios no existe porque hay muchos que tienen distintas creencias y no puede ser posible que haya un Dios soberano.  Por esta razón me encanta la historia que escribí acerca del dios Dagon.  Los filisteos creían en él como un dios de fertilidad y le daban honra.  Sin embargo, cuando lo enfrentan con Jehová, su gloria es tan grande que una estatua (probablemente de gran tamaño) termina postrada frente a Él.  Es como si hoy en día, pusieran el arca de Dios frente a una estatua gigante de buda y amanece postrado ante Dios.  Todos.  Absolutamente todos estamos sujetos a su autoridad.  Si hoy te ha permitido vivir y no le has reconocido, no es porque eres una buena persona ni porque Dios no exista sino porque en Su amor, te ha dado la oportunidad de arrepentirte y reconocer tu necesidad de Él.  Todos aquellos dioses que conoces distintos a Jehová se postran y postrarán ante Él.  Entiéndelo.  No se trata de ser políticamente correcto.  Se trata de entender la realidad.  Que no hay muchos dioses peleándose uno con el otro.  No hay muchos dioses con distintos poderes.  Hay un solo Dios que es soberano y reina.  Solamente a Él puede ser la gloria y a nadie más.  No importa que lo creas o no.  Dios no deja de existir por el hecho de que los demás crean o no en Él.  Los filisteos vivieron en carne propia cómo su dios se postraba ante Jehová.  Si estás leyendo esto, es probable que tus “dioses” tampoco hayan logrado llenar tu vida y traído paz duradera.  Es probable que hoy te estés dando cuenta como todo lo que tú pensabas se derrumba ante la majestuosidad del Dios verdadero.  Es normal.  Dios causa esa impresión en cada uno de nosotros.  Lo que nos corresponde es reconocerle, darle la gloria y postrarnos ante Él.

Oración

Padre: gracias.  Gracias por darle sentido a mi vida.  Gracias por darme la oportunidad de conocerte y tener comunión contigo.  Te pido perdones mis pecados y seas Tú mi Rey y mi Dios quien me guíe en todo lo que haga.  A Ti sea la gloria.  A Ti sea la alabanza.  Toma mi vida y reina sobre ella mi Dios.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

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