Vistas de página en total

24 ago 2016

Salmos 29:11 El Señor fortalece a su pueblo; el Señor bendice a su pueblo con la paz.

¿Sabes cómo funciona la cultura allá afuera?  Te voy a dar unos ejemplos: el dinero fortalece.  El poder fortalece.  El éxito profesional fortalece.  El poderío militar fortalece.  La abundancia fortalece.  Otros ejemplos son: busca la paz en tu interior.  Sigue tus instintos y alcanzarás paz.  Tienes que estar en paz contigo mismo para estar en paz con  los demás.  Sal de vacaciones, de la rutina para lograr tener paz.  La paz llega con estabilidad económica.  La paz llega con la ausencia de problemas.  La paz llega cuando hay salud.  La paz llega cuando hay amor.  ¿Te parecen conocidas estas frases?  Tal vez pienses que varias de ellas son correctas.  Justamente hoy quiero decirte lo contrario.  No lo son.  De hecho, son totalmente falsas.  No resulta natural entender el por qué son falsas.  Uno tiene que ir aprendiendo a discernir entre lo carnal y lo espiritual y esto no se da de un día para otro.  Por ejemplo, hay gente que cree en Dios pero todavía no entiende que el aborto va en contra de Su voluntad.  Poco a poco tenemos que ir creciendo en nuestro conocimiento de Él para poder actuar conforme a Su voluntad.  No te preocupes si te equivocas.  No te preocupes si te falta mucho por descubrir.  Cada día termina convencido que te has acercado más a Él y le amas más que el día anterior.  ¡Ese será un gran día!  Ahora, ¿qué dice el último versículo del capítulo 29?  Nos explica claramente dónde encontrar la fuerza y la paz para vivir cada día.  No hay nada que interpretar.  No hay nada escondido.  Claramente nos dice: el Señor fortalece a su pueblo, el Señor bendice a su pueblo con la paz.  ¿Sabes por qué la gente se confunde y piensa que los ejemplos que escribí sobre cómo recibir paz o tener fortaleza son ciertos?  Porque en cierta medida sí dan un tipo de paz y un tipo de fortaleza.  Me explico mejor.  El tener dinero puede darte paz pues podrás estar convencido que tendrás dónde dormir, qué comer y qué vestir.  ¿Cierto?  Pero ¿qué pasa cuando te asaltan, cuando algún ser querido fallece o cae enfermo?  ¿De qué sirve ese dinero para traer paz a tu vida?  ¡De nada!  El poder da cierta fortaleza.  Uno puede acomodar ciertas áreas a su antojo y beneficio.  Sin embargo, ¿qué poder puede decidir cuánto vivirá uno?  ¿Qué poder puede proteger a sus hijos para que no les pase nada?  Ninguno.  Como humanos nos confundimos con lo que vemos y olvidamos lo más importante: lo que no vemos.  Pensamos que la paz la podemos encontrar en alguna parte mientras que Dios nos dice muy claro que Él es quien da la paz.  Y no es una paz temporal o limitada.  Es una paz que abunda y cubre todas nuestras preocupaciones.  ¿Te das cuenta?  Vivimos engañados.  Los medios no promueven esta paz.  Los medios no promueven la fortaleza en el Señor.  Te promueven lo que les conviene promover.  Venderte un hotel para que tengas “paz”.  Piénsalo.  Medita en esto por un tiempo para que puedas procesarlo.  Toma tiempo pues te estoy diciendo que tu forma de pensar hasta ahora está equivocada.  ¿Estás abrumado?  ¿Necesitas ánimo para seguir adelante?  ¿Demasiado estrés?  ¿Demasiada tristeza?  ¿Falta de paz?  Ahora ya sabes dónde está la fuente de la fortaleza y la paz para cada día de tu vida.  Acude a Él.  Pasa tiempo con Él.  Permanece en Él.

Oración

Señor: tu palabra es maravillosa.  Abre mi mente y entendimiento como nunca imaginé.  Gracias por mostrarme tu camino y ayudarme a corregir mis pasos.  Hoy entiendo lo alejado que está este mundo de Ti y cuánta necesidad tengo de Ti.  Hoy vengo a tus pies pidiendo porque me llenes de tu fortaleza y de tu paz.  Llena mi vida.  Que las circunstancias no reinen sobre mi sino tu paz.  Perdona mis pecados y límpiame.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

4 comentarios:

Unknown dijo...

Bendito sea el Padre eterno en Jesucristo en la guía del Espíritu Santo AMEN

Un Tiempo con Dios dijo...

¡Amén!

Unknown dijo...

Así sea padre todopoderoso 🙏, él que vive y reina por los siglos de los siglos

Un Tiempo con Dios dijo...

Amén