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18 ago 2009

Santiago 2:20-22

¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? ¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras?


Las obras son la demostración física de tu fe. Son la consecuencia de tu forma de pensar y de los principios que te rigen.
Para entender mejor lo que está diciendo Santiago quiero que pienses en una persona que su principal objetivo es crecer profesionalmente. Llegarán momentos en los que tendrá que decidir entre su carrera profesional o comenzar a atender sus relaciones personales, podrá escoger entre esconder algunas verdades, ser un tanto mentiroso para otras y acomodar todo “hipócritamente” para seguir subiendo de nivel. En esa misma dirección tendrá que asistir a eventos en los que no existe ningún principio moral y podrá incluso comenzar a utilizar drogas u otras cosas para seguir su camino a “la cima”. En su camino tuvo también cosas buenas, probablemente consiguió alguna esposa que le aguante su paso y egoísmo. Es probable que tenga hijos (los que más pagan por su ausencia). ¿A dónde quiero llegar con este ejemplo? Todas tus decisiones están basadas en tu fe, tus principios e ideales. Lo que Santiago está diciendo es que: si realmente crees en Dios y tienes fe en Él, todas tus obras deberán ser el perfeccionamiento de esa fe. Por el contrario, si tu vida es como aquél de el ejemplo, ¿a dónde crees que vas a llegar? ¿Cuántas familias destrozadas hay por el adulterio, por el alcoholismo o drogadicción, por violencia, por falta de atención o dedicación? Tal vez tú eres una persona que ya ha sufrido los efectos de una familia así. ¿En dónde está tu fe? ¿Hacia dónde apuntan tus obras?
Ahora veamos el ejemplo opuesto. El de Abraham. Sus principios eran obedecer la voluntad de Dios. Tuvo sus errores como cualquier otro ser humano pero siguió corrigiendo sus pasos y al final dejó un ejemplo mayúsculo en cuanto a la demostración de la fe por las obras: puso en sacrificio a su unigénito. No era cualquier hijo. Lo tuvo a los 100 años cuando ya no es normal que un hombre tenga hijos. Dios cumplió su promesa de darle un hijo y posteriormente le pide que lo ofrezca en sacrificio. ¿Tiene sentido? ¡Por supuesto que no! Yo le hubiera dicho a Dios: ¿pero no me lo acabas de dar y ya quieres quitármelo; no podría ser el sacrificio en un año o un mes aunque sea? Así somos todos. Nos dan y nos gusta, nos quitan y reclamamos.
Quiero animarte a que reflexiones en tu fe, en tus principios y en tus prioridades pero sobre todo en tus obras. ¿Qué dicen tus obras de ti? La fe en Dios es lo que te llevará a buscar mejores caminos para tu vida y la de aquellos que te rodean, pero las obras serán la determinación de realmente corregirlos.

Oración
Padre: perdona mis pecados y mis faltas hacia ti. Quiero pedirte que corrijas mis pasos y que mis obras concuerden con mis principios y mi fe en ti. Dame entendimiento de que mi fe sin obras es muerta y pon en mí las ganas para querer cambiar y ser transformado para que mis obras hablen de mi fe en ti. Te pido todo esto en el nombre de Jesús
Amén

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