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6 ago 2009

Santiago 2:6-7

Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros?


¿Qué está mal en el versículo? ¿El ser rico? No. La decisión que tomaron de preferir a los ricos que a los pobres asignándoles buenos lugares en la congregación y discriminando a los demás. Si solamente leyéramos estos versos, nos dejaría la impresión de que Dios está en contra directa de los acaudalados, pero haciendo un poco de memoria, sabemos que en la historia, no ha importado que las personas sean ricas o pobres para ser utilizados por Dios sino la humildad de su corazón y disposición a entregar su vida.
El problema que está exponiendo Santiago va más allá de ricos y pobres. Se está dirigiendo directamente a las personas con las que te rodeas. A quiénes aceptas y a quiénes rechazas. “Pero vosotros habéis afrentado y menospreciado al pobre” ellos escogieron entre unos y otros, nadie los obligó. Lo único que pasó es que, como humanos, se fueron por lo que se ve, lo exterior, por encima de lo interior y lo espiritual. Santiago les está tratando de abrir los ojos y demostrarles el error tan grave que estaban haciendo, buscaba que se dieran cuenta que las personas que se necesitan en la iglesia de Jesús no tienen que ser ricas ni de buen parecer ni tener algo en especial en lo exterior. ¡No! La iglesia de Jesús se compone de pecadores que quieren corregir su camino, de aquellos que han reconocido su necesidad de reconciliarse con Dios y empezar una vida distinta.
¿Te das cuenta de este error?
Lo mismo pasa con nosotros ahora. ¿Con quién te relacionas? ¿Quiénes son tus amigos más cercanos? ¿Haces diferencias entre “ricos” y “pobres”? ¿Buscas que las personas con las cuales te relacionas, amen a Dios? O simplemente ¿prefieres que tus amigos sean con los que “la pasas bien” y la gente que ama a Dios es para otros momentos? ¡Abre los ojos y no caigas en el mismo error que describe Santiago! “¿No son los que los oprimen y los que blasfeman el nombre de Dios?” ¡Date cuenta de lo que hacen y piensan las personas que están a tu lado! Si realmente amas a Dios, debes preocuparte que aquellos con quienes pasas tiempo tengan el mismo sentir. Santiago prácticamente les estaba diciendo: ¿qué no se dan cuenta que aquellos con los que pasan tanto tiempo y les hacen tanta reverencia no les importan? Ellos mismos se burlan de ustedes y de su amor por Dios tratando de minimizar el nombre del Señor.
¿Lo puedes entender ahora? Te animo a que tengas cuidado y no caigas en el mismo error.

Oración
Padre: gracias por preocuparte por mí y enseñarme los errores en los que puedo estar cayendo. Te pido perdón si he dado prioridad a personas que no te aman por encima de los hermanos que te han entregado su vida. Te pido que pueda entender que esta advertencia es por mi propio bien. Nuevamente te doy las gracias y te pido esto en el nombre de Jesús
Amén

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