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17 sept 2008

NVI Filipenses 2:4


Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.


En esta carta a los filipenses, Pablo está dando instrucciones de cómo deben comportarse aquellos que aman a Dios. Se establece un principio esencial en el cual se distinguen los que dicen creer en Dios e incluso amarlo pero no hacen nada para obedecerlo, versus sus contrapartes que aman a Jesús y SIGUEN sus pasos con obediencia.
Honestamente me parece imposible estar viendo por los intereses de los demás. Tal vez por un tiempo está bien, o por aquellos seres muy cercanos se nos pueda facilitar pero estar en constante observación de las necesidades de los demás lleva mucha entrega y dedicación que, a mi punto de vista, no sale solo. Creo que esta forma de ser involucra el amor y la entrega a Cristo de tu vida. Se debe entregar la dirección de tus deseos a Dios y los tuyos quedan en segundo lugar. Pero esto de velar por los intereses de los demás sigue sonando muy difícil. La única forma en la que puedas lograr esto es en oración a Jesús, pidiendo que ponga en ti esas ganas y deseos para preocuparte por los intereses de los demás y que a través de su Espíritu Santo, pueda transformar tus sentimientos personales y egocentrismo, por uno colectivo.
Existen muchos dichos con respecto a dedicarte a tus cosas y no a la de los demás. Por ejemplo, hay aquellos que piensan que se pueden topar con los que les “das la mano y se toman el pie” y entonces estas personalidades ya empiezan a abusar de la ayuda que uno empezó a ofrecer y no es correcto. Otros piensan que si uno no ve primero por sí mismo, nadie lo va a hacer. También existe la teoría de aquel que piensa primero en los demás siempre le ven la cara de tonto. Aunque muchas veces son ciertas, el planteamiento y el propósito de velar por los demás es erróneo. Si en tu vida decides obedecer a Dios y cumplir con este mandamiento cambiando tus hábitos y deseos, podrás estar tranquilo que estás haciendo las cosas para Dios y no para ti ni para los hombres. Por esto, si una persona le das la mano y se toma el pie, no tendrá relevancia en ti pues estarás haciéndolo para Dios. De igual forma si te quieren ver la cara y aprovecharse de tu buena voluntad, NO está en ti el desquitarte ni estar evaluando cuando sí o cuando no vas a ayudar. Simplemente interésate por los demás por que eso agrada a Dios. Punto. No le busques más.

Oración
Señor: no es fácil lo que me pides. Tú sabes el trabajo que me cuesta soltarme y no estar pensando en mí o en que se vayan a aprovechar por ayudar de más. Hoy aprendí que debo cambiar y dejar de pensar en mí para pensar más en mi prójimo. Te pido que tu Espíritu transforme mi sentir para no seguir así. Quiero obedecerte y ser diferente y por eso oro a Ti en el nombre de Jesús
Amén.

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