Vistas de página en total

25 sept 2008

Hechos 1:6-7

Entonces los que se habían reunido le preguntaron diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: no os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en una sola potestad.


Al leer esto pienso en las caras de los que estaban ahí y cómo se habrán sentido por dentro. La respuesta de Jesús fue sutil pero también pienso que con mucha autoridad les corrigió el enfoque y su atención. En este momento, Jesús ya había sido crucificado, esto se los dice en una de sus apariciones posteriores a su muerte.
La pregunta de los que estaban ahí reunidos, exhibe la falta de entendimiento que tenemos muchas veces con respecto a las cosas de Dios. Voy a suponer que Jesús les hubiera contestado la pregunta y les hubiera dicho “sí, voy a restaurar el reino”. ¿Y luego qué hubiera implicado? ¿No les había enseñado ya lo suficiente para que entendieran que su misión era ir y hacer discípulos? Para efectos prácticos de este mandamiento, ¿qué más da si restaura o no el reino a Israel? ¡En nada aporta!
Esto me lleva a reflexionar sobre la manera de dirigirme a Dios en oración. ¿Estoy tratando de que me conteste mis problemas? ¿Mi oración va encaminada a pedir por necesidades materiales o físicas? O por el contrario estoy pidiendo por poder compartir en más lugares su palabra y mejorar mi testimonio. A veces nos afanamos en conseguir respuestas que no nos corresponde conocer. Pienso que Dios lo que busca con esto es encaminarnos por aquello que es relevante y no perder tiempo en lo que no lo es. Por ejemplo, es común cuestionarse sobre la época donde existían dinosaurios, la vida en América antes de su descubrimiento o si existen los extraterrestres. Me parece interesante cuestionarse todo esto, pero al final se debe llegar a un entendimiento en el cual aceptamos que no nos corresponde saber los tiempos y las sazones, que solo Dios tiene potestad.
En mi trabajo, cuando hay incertidumbre, lo óptimo para tomar decisiones correctas es regresar a “los fundamentales”, estos son los principios económicos. De la misma forma, cuando te encuentres con preguntas sin respuesta, con nerviosismo, con preocupación o simplemente con distracciones, recuerda “los fundamentales de Cristo”. Ama a Dios sobre todas las cosas, ama a tu prójimo como a ti mismo, escudriñar las escrituras, orar sin cesar, pedir por nuestros enemigos, ir y hacer discípulos, buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. Estos son pasajes que pueden volver a dar sentido a tu vida. Siempre habrán situaciones que no puedas entender y que no te corresponde conocer la respuesta, no te afanes en responderla, reenfoca tu atención a Cristo.

Oración
Dios: qué gran manifestación de tu soberanía. Te pido perdón por mis pecados y te doy gracias por enseñarme tanto en tu Palabra. Hoy te pido que pueda aprender a canalizar mi vida a Ti y no distraerme con cosas que nunca tendrán una respuesta o simplemente no será relevante si la tiene. Quiero pedirte que tu palabra transforme mi vida y te lo pido en el nombre de Jesús
Amén

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amen es una excelente y poderosa enseñanza📖🙏