Vistas de página en total

4 mar 2009

Mateo 21:1-2

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al monte de los Olivos, Jesús envió a dos discípulos con este encargo: vayan a la aldea que tienen enfrente, y ahí mismo encontrarán una burra atada y un burrito con ella. Desátenlos y tráiganmelos.



Siempre que leo este evento no dejo de sorprenderme. Si lees la Biblia sin poner mucha atención, estoy seguro que has leído varias veces estos versículos y nunca has notado nada interesante en ellos, incluso, puede que ahora estés diciendo lo mismo. ¿Qué tienen de interesante? Cuando leemos cualquier parte de la historia, ya sabemos lo que va a pasar por que ya sucedió. En este caso, sabemos que los discípulos irán a la aldea que Jesús les pide y encontrarán una burra atada, pero cuando nos ponemos en los pies de lo que los personajes estaban pasando en ese preciso instante sin saber lo que sucedería después, todo cambia totalmente.
Pienso en cómo hubiera reaccionado yo ante tal mandamiento… piénsalo por un momento. Estás entrando a una ciudad o un pueblo y te dicen, entra y ahí vas a encontrar un burro atado, quiero que me lo traigas… ¿no te parecería ilógico? ¿No te preguntarías si el dueño del burro te lo querría prestar?
Me parece que los discípulos han de haber pensado ¿y qué tal si hay más de un burro atado? ¿Y si no hay ninguno? ¿En qué parte de la aldea debemos buscar? ¿No nos pedirán dinero por tomar al burro? En el relato de Lucas 19:31, nos dice que Jesús les da mayor instrucción: si alguien les pregunta por qué están llevándose al burro digan que el Señor lo necesita.
¿Puedes ver cómo Dios trabaja hoy en día de la misma manera en nuestras vidas? ¿Te das cuenta que hoy te dice que lo obedezcas y confíes en El?
Entonces ¿por qué nos cuestionamos tanto? Cuando aprendes algo nuevo de Dios y reconoces que debes cambiar ¿por qué pones tantos pretextos? ¿Qué te hace falta para ser como los discípulos que sin cuestionar a Jesús se adentraron en la aldea e hicieron como les fue dicho? ¿Por qué si Dios dice tú dudas? ¿Por qué no te entregas a Él?
Cuando Dios habla, tú obedeces, así es como Dios quiere que sean las cosas. En cambio, cuando Dios habla, tú y yo cuestionamos: Señor, pero para qué quieres un burro, no prefieres un caballo; qué pasa si no encuentro al burro, estás seguro que va a haber un burro entre tanta multitud; ya viste Señor el pueblo, dudo que haya un burro ahí; este pueblo tiene fama de no dar nunca nada, por qué me van a dar un burro, y así sucesivamente te cuestionas absolutamente todo…
Si Dios te dice: ve, tú vas y obedeces. Deja de dudar y cuestionar a Dios, mejor vive sus mandamientos y disfruta de la bendición que es obedecerlo.

Oración
Señor: perdona que dude y cuestione tanto tus mandamientos. Dame fuerza y fe para obedecerte sin reservas y entender que cuando das un mandamiento, ya has preparado el camino a la perfección para que yo pueda ir y cumplir lo que Tú me pides. Quiero vivir una vida de obediencia y te pido que me guíes para hacerlo en el nombre de Jesús
Amén

No hay comentarios: