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12 abr 2011

Hechos 9:10

Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo de Tarso; porque he aquí, él ora y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista.


Heme aquí Señor. No puedo dejar de sorprenderme cuando la biblia nos relata sobre personas como Ananías que cuando Dios les habla su respuesta es: aquí estoy. ¿Por qué me sorprende? Porque pienso en cómo reaccionamos nosotros. Nos encanta decirle a Dios: al ratito; después; deja termino esto o aquello; en cuanto pase esto ya voy contigo. En cambio, los que sirven fielmente a Jehová, contestan inmediatamente: heme aquí Señor, en otras palabras, Señor, dime qué quieres que haga pues estoy listo para obedecer. ¿No te gustaría tener esa disposición siempre? ¡Qué increíble tener esa entrega! Dios quiere que tengamos esa disposición. Imagina a un padre que llama y llama a su hijo y éste nunca responde…
Y el Señor le dijo… Dios nos da muchas instrucciones en su Palabra: amarlo sobre todas las cosas, ama a tu prójimo, da fruto, ir y hacer discípulos, no echar raíces de amargura, no mentir, no robar, buscar su reino entre muchas otras. Dios nos está hablando así como le habló a Ananías. No tenemos que estar esperando una visión para ponernos a trabajar. Dios nos ha dejado su palabra con cada detalle de lo que debemos saber y sobre todo lo que debemos hacer pues no debemos ser oidores sino hacedores de la palabra. Lee la Biblia. Estúdiala. Memorízala.
Ve a la calle que se llama derecha y ahí encontrarás… Acabo de leer que en Japón están evacuando a personas de sus residencias pues el desastre nuclear puede ser peor de lo que habían imaginado. A estas personas les están diciendo vayan a tal refugio o simplemente salgan de esta zona. Seguramente no se lo esperaban y ahora se encuentran preocupados. Todo cambió en un instante. Dentro de posibles problemas nunca imaginaron algo así. Así nos pasa a nosotros. Pensábamos que podría pasar esto o aquello pero termina pasando lo que no esperábamos y ahora sí nos preocupamos y en lugar de contestarle a Dios por todas las veces que nos ha llamado, nos dirigimos a Él en súplica, desesperación y reclamo. Así como a Ananías le pidió que fuera a tal calle y ahí encontraría a Saulo, a nosotros nos dice que busquemos su reino y Él se encargará de todo lo demás, que hagamos tesoros en el cielo y ahí encontraremos bendición, que pidamos por su paz que no es como la da el mundo y ahí encontraremos gozo. ¿Te das cuenta? Dios da instrucciones y ahí hallamos. Lo que nos corresponde es obedecer y dejar que Él muestre por dónde caminar, cómo conducirnos y qué hacer. En otras palabras, entrega total a nuestro Señor.

Oración
Padre: entiendo que me llamas todos los días y no he respondido. Perdóname pues quiero reconciliarme contigo. Quiero tener una actitud de entrega y obediencia siguiendo tus instrucciones y escuchando y respondiendo a tu voz. Llévame por tu camino y permite que mi vida sea de servicio a Ti. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

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