Los últimos versículos/devocionales que escribí estuvieron enfocados a las pruebas y toda situación difícil de comprender y de atravesar, pero como dice la frase: después de la tormenta siempre llega la calma.  Esta calma no debe estar caracterizada por la ausencia de problemas sino por la entrega a nuestro Dios y nuestra confianza puesta en Él.
Nos dice la biblia que las iglesias tenían paz y eran edificadas y fortalecidas.  Sabemos que en el futuro, esa paz se vería atacada por una de las peores y más crueles persecuciones que han existido en la historia de la humanidad.  Pero ahora había calma y paz en las iglesias.  Tenían tiempo de estudiar la palabra de Dios, de tener compañerismo entre hermanos, de crecer espiritualmente y ser fortalecidos por el Espíritu Santo.  Si bien, resulta un cliché el decir que todo tiene ciclos, la verdad es que dentro de nuestra aventura espiritual, también pasa algo similar.  A veces Dios nos regala momentos donde todo marcha bien.  Nuestro trabajo, nuestra economía, nuestra salud, nuestra familia, nuestros proyectos, en general todo se torna viento en popa y tenemos días en los que el nivel de estrés y preocupación se encuentra en los niveles más bajos.  Recordamos aquellos momentos tan difíciles y llenos de desesperación y agradecemos que las cosas hayan mejorado.  También es el momento donde podemos darnos cuenta del propósito de lo que atravesamos.  Se abren nuestros ojos y comprendemos que a pesar de no entender el por qué, ahora vemos que Dios tenía planes impresionantes y perfectos.
¿Qué hacer en este tipo de épocas?  ¿Qué hacer cuando hay bonanza y paz? 
Pareciera una pregunta absurda pero no lo es.  Es en la abundancia cuando más nos separamos de Dios.  Cuando las aguas se calman comenzamos a confiar en nosotros y nuestros planes.  Empezamos a pensar que podemos nuevamente emprender con nuevas ideas y proyectos y se nos olvida entregarlas a Dios para que Él sea quien apruebe o rechace.  ¿Te ha pasado?  A mí muchas veces y por eso no quiero que te pase.  Ten cuidado.  Mantén tu corazón humillado y sencillo.  Reconoce siempre tu necesidad de Dios y no esperes a que las cosas se pongan difíciles para volver a entender tus errores.  Utiliza este tiempo de paz y estabilidad para prepararte, fortalecer tu relación con Dios y aprender más de Él.  La biblia nos dice que mientras hubo paz, la iglesia era fortalecida y edificada en el Señor y andaban en Su camino.  ¡Hagamos lo mismo!
Oración
Señor: Gracias por estar a mi lado en momentos difíciles y en los de paz.  Te pido que mi corazón siempre esté agradecido y humillado ante Ti sobre todo cuando hay abundancia.  No permitas que mi corazón se enorgullezca y me aparte de tu palabra.  Ayúdame a prepararme más y conocer más de Ti.  Gracias por tu amor y por tus enseñanzas.  Oro a Ti en el nombre de Jesucristo
Amén 
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