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27 abr 2011

Hechos 9:31

Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, galilea y Samaria; y eran edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu Santo.



Los últimos versículos/devocionales que escribí estuvieron enfocados a las pruebas y toda situación difícil de comprender y de atravesar, pero como dice la frase: después de la tormenta siempre llega la calma. Esta calma no debe estar caracterizada por la ausencia de problemas sino por la entrega a nuestro Dios y nuestra confianza puesta en Él.
Nos dice la biblia que las iglesias tenían paz y eran edificadas y fortalecidas. Sabemos que en el futuro, esa paz se vería atacada por una de las peores y más crueles persecuciones que han existido en la historia de la humanidad. Pero ahora había calma y paz en las iglesias. Tenían tiempo de estudiar la palabra de Dios, de tener compañerismo entre hermanos, de crecer espiritualmente y ser fortalecidos por el Espíritu Santo. Si bien, resulta un cliché el decir que todo tiene ciclos, la verdad es que dentro de nuestra aventura espiritual, también pasa algo similar. A veces Dios nos regala momentos donde todo marcha bien. Nuestro trabajo, nuestra economía, nuestra salud, nuestra familia, nuestros proyectos, en general todo se torna viento en popa y tenemos días en los que el nivel de estrés y preocupación se encuentra en los niveles más bajos. Recordamos aquellos momentos tan difíciles y llenos de desesperación y agradecemos que las cosas hayan mejorado. También es el momento donde podemos darnos cuenta del propósito de lo que atravesamos. Se abren nuestros ojos y comprendemos que a pesar de no entender el por qué, ahora vemos que Dios tenía planes impresionantes y perfectos.
¿Qué hacer en este tipo de épocas? ¿Qué hacer cuando hay bonanza y paz?
Pareciera una pregunta absurda pero no lo es. Es en la abundancia cuando más nos separamos de Dios. Cuando las aguas se calman comenzamos a confiar en nosotros y nuestros planes. Empezamos a pensar que podemos nuevamente emprender con nuevas ideas y proyectos y se nos olvida entregarlas a Dios para que Él sea quien apruebe o rechace. ¿Te ha pasado? A mí muchas veces y por eso no quiero que te pase. Ten cuidado. Mantén tu corazón humillado y sencillo. Reconoce siempre tu necesidad de Dios y no esperes a que las cosas se pongan difíciles para volver a entender tus errores. Utiliza este tiempo de paz y estabilidad para prepararte, fortalecer tu relación con Dios y aprender más de Él. La biblia nos dice que mientras hubo paz, la iglesia era fortalecida y edificada en el Señor y andaban en Su camino. ¡Hagamos lo mismo!

Oración
Señor: Gracias por estar a mi lado en momentos difíciles y en los de paz. Te pido que mi corazón siempre esté agradecido y humillado ante Ti sobre todo cuando hay abundancia. No permitas que mi corazón se enorgullezca y me aparte de tu palabra. Ayúdame a prepararme más y conocer más de Ti. Gracias por tu amor y por tus enseñanzas. Oro a Ti en el nombre de Jesucristo
Amén

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