Pongámonos en los zapatos de Saulo por unos momentos.  En el pasado, teníamos comodidades, estatus, prestigio y gente que nos obedecía.  Perseguíamos a aquellos que consideramos que estaban haciendo mal.  Un día tenemos un encuentro con Cristo y entendemos que debemos cambiar pues estamos en el camino equivocado.  Mientras marchamos muy contentos por nuestra nueva revelación y entusiasmo de conocer más de Jesús y compartirlo, de repente nos encontramos con personas señalándonos, tratando de aprehendernos y matarnos, nos avientan piedras y recibimos insultos.  ¿No estábamos mejor antes?  Nos encontrábamos del otro lado viviendo cómodamente, respetando y sin molestar y hoy en día estamos llenos de problemas.  La historia de Pablo no está tan alejada de nuestras vidas ¿no crees?  Pensamos que venir a Jesús y comprometernos con Él significa decir adiós a nuestros problemas y la verdad no puede distar más de esta premisa.  De hecho, vemos en el libro de Deuteronomio que Dios nos prueba y humilla para ver lo que realmente hay en nuestros corazones y lo que atesoramos.
Procuraban matar a Saulo.  ¡Qué alentador!  Seguir a Cristo, buscar un camino correcto y que la gente te busque para asesinarte.  No es lo que hubiera pensado como la mejor forma de atraer personas pero Dios así lo puso en sus planes y fueron perfectos pues su palabra se distribuyó por todo el mundo.  Me gusta pensar en el hecho de que, a pesar de que querían matarlo, de alguna manera milagrosa (fortuita dirían los escépticos) Saulo se entera de esta situación y logra salir del peligro.  Los discípulos juegan un papel importantísimo al apoyarlo y arriesgar su vida también.
¿Qué aplicación podemos tomar de esto?  Nuestra vida no es ni será fácil a los ojos con los que estamos acostumbrados a ver.  Debemos ser transformados y renovados para comenzar a ver con la perspectiva de Dios y entender que, aunque existan amenazas de muerte en nuestra contra, el Señor tiene planes perfectos para nosotros y se encargará de que se cumplan.  ¡No te desanimes!  Todo puede parecer que está de cabeza.  Lo está para el mundo pero no para Dios.  Para Él apenas comienzan a desarrollarse sus planes en tu vida.  Además, no olvidemos ser como los discípulos apoyando a Saulo.  Sirvamos a nuestros hermanos.  Demos no solo de nuestro dinero sino tiempo esfuerzo y caminemos junto a ellos en sus momentos difíciles.  Esto es lo que agrada a Dios.
Oración
Padre: los problemas me han confundido y pensaba que no estabas aquí.  Hoy entiendo que debo renovar mi forma de ver las cosas y entender que tus planes son perfectos y mucho mejores que los míos por lo que a pesar de que no los entienda sé que será lo mejor para mí.  Te pido pueda tener paz y gozo en Ti.  También te pido que pueda entregarme a mi hermano y apoyarlo como lo hicieron los discípulos con Saulo.  En Cristo Jesús.  Amén 
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