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26 abr 2011

Hechos 9:28-30

Y (Saulo) estaba con ellos (los discípulos) en Jerusalén; y entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos pero éstos procuraban matarle. Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.



¡Qué fácil es quejarse! Creo que es más fácil quejarse que tratar de encontrar una solución. Si un estacionamiento está lleno o si el tráfico está tan fuerte que hemos hecho el doble o triple de tiempo de lo normal, nuestra cabeza empieza a dar vueltas de desesperación y comenzamos a quejarnos. Si nuestro jefe no nos entiende; si nuestro negocio no va como nos gustaría; si no ganamos lo que nos gustaría; si no encontramos pareja, si nuestra vida toma giros inesperados; en fin, hay tantas y tantas cosas que nos suceden que nos resulta fácil quejarnos y pensar que no tiene nada de malo. Piénsalo. Pon ejemplos de tu vida. ¿Cuánto te quejas? Si hace calor. Si hace frío. Que estás enfermo. Que falleció alguien. No soy insensible, simplemente quiero resaltar nuestra facilidad para quejarnos y relacionarla con lo que Saulo estaba atravesando de nuevo.
Saulo comenzó su encuentro con Cristo perdiendo la vista por tres días. Después vemos que procuraron matarle y tuvo que salir huyendo. Después los discípulos no creen que haya sido transformado y desconfían de él. Posteriormente, sigue predicando a Jesús y nuevas personas procuran matarle. Imagina por un momento a Saulo y su situación. Ahora, ¿no tiene todo el derecho de quejarse? Yo pensaría que ya podría decir: ¿Señor, otra vez? No salí de tal ciudad para que no me mataran y aquí que estoy haciendo tanto trabajo en tu nombre y me quieren volver a matar. ¿Qué planes son estos mi Dios? Si todo parece ir tan bien ¿por qué quieres que cambien las cosas? ¿Cuánto nos estaríamos quejando nosotros? Pero Dios tiene planes específicos: transformarnos y pulirnos hasta que seamos llamados a casa o Él venga antes.
Ahora no solo el Consejo procuraba matarle sino estos griegos que entran en la escena también. ¿Cuántas veces nuestros problemas en lugar de terminar se multiplican? ¿Cuántas veces has dicho: ya es suficiente, no puedo más? ¿Cuántas veces te has desesperado porque no ves que las cosas puedan mejorar? Tal vez tu matrimonio está en problemas y ya no sabes cómo puedan resolverse; tal vez tienes un hijo con problemas de drogadicción o desorden alimenticio y no se deja ayudar. Dentro de todo lo que nos pasa, siempre podemos acudir a Dios y clamar a Él. Podemos decirle que estamos hartos y cansados, que ya no podemos más y que no entendemos lo que nos está pasando. Podemos decirle que tenemos miedo y que estamos preocupados. Podemos decirle que no sabemos por dónde caminar pues todo está oscuro. Pero lo mejor de todo es que podemos pedir por su paz, su gozo y su amor para poder seguir adelante. Podemos tener esperanza y paz viviendo confiados en Él. Podemos entregar nuestras cargas a Aquél que venció al mundo y dejar que Él las resuelva a su manera y a su tiempo. Podemos dejar de quejarnos y empezar a vivir agradecidos y buscando servir independientemente de que “quieran matarnos”. Sé que no es fácil pero sí sé que Dios tiene un propósito y que eso es lo mejor que nos podría pasar.

Oración
Padre: hay tantas cosas que no entiendo y que ahora sé que tienen un propósito. Te pido que pongas paz en mi corazón pues no sé cómo seguir. Te pido que pongas esperanza en mí para poder caminar por donde no veo sabiendo que Tú estás al pendiente. Te pido perdón por mis quejas en lugar de vivir agradecido y en servicio a Ti. Quiero vivir diferente y te pido que me transformes. En Cristo Jesús. Amén.

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