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22 mar 2012

Hechos 20:28-31


Tengan cuidado de sí mismos y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo los ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre.  Sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes algunos que procurarán acabar con el rebaño.  Aun de entre ustedes mismos se levantarán algunos que enseñarán falsedades para arrastrar a los discípulos que los sigan.  Así que estén alerta.  Recuerden que día y noche, durante tres años, no he dejado de amonestar con lágrimas a cada uno en particular.


Muchas veces confundimos las instrucciones y pensamos que solamente aplican para los líderes de la congregación.  Pensamos que solamente nos corresponde atender los domingos y escuchar.  Todo lo demás, lo debe realizar quien ha decidido tener un cargo.  Una gran mayoría de personas prefiere hacerse a un lado y no tomar ninguna responsabilidad pensando que así evitan el tener que tomar cualquier compromiso.  La verdad es que no es así.  Una vez que aceptamos a Cristo en nuestras vidas, tenemos una responsabilidad que no podemos evitar.  Si puedes lee el libro de Job y te darás cuenta que tarde o temprano tendremos que obedecer y comprometernos.  Pablo sabía perfectamente que una congregación depende de cada uno de sus individuos y por eso escribe estas palabras.  Cuiden al rebaño que el Señor les ha encargado.  ¿Y si no soy líder?  Tu forma de cuidar al rebaño se realiza principalmente en oración y testimonio.  Pide por tus líderes.  Pide por tus hermanos y dedica tiempo a sus necesidades.  Involúcrate.  Pregunta en qué puedes ayudar.  Piensa en cómo puedes poner las bendiciones que el Señor te ha dado a Su servicio.  ¿Tienes casa?  Abre las puertas para que se realicen estudios en ella.  ¿Tienes automóvil?  Pasa por algunas personas para ir a un estudio.  ¿Piensas que no tienes nada?  ¡Piensa otra vez!
Nos dice el pasaje que veremos personas dentro de las iglesias que buscarán arrastrar a los discípulos fuera del camino.  Traidores.  Hipócritas que se hacen pasar por seguidores de Jesús.  No es el único versículo que habla de esto.  La biblia nos repite varias veces sobre el cuidado que debemos tener para no caer en este tipo de situaciones.  Si ponemos un poco de números a este asunto, pensemos en Cristo.  Eran doce apóstoles de los cuales, Judas lo traicionó.  Esto quiere decir que cerca del diez por ciento de su grupo resultó caer en la categoría a la cual Pablo hace referencia.  Suponiendo que hoy en día tenemos un porcentaje similar, quiere decir que de cada cien personas en la congregación, alrededor de diez, no están buscando las cosas de Dios sino lo suyo.  Este porcentaje lo estoy estimando yo.  Puede ser mayor o menor.  De todas formas, el Señor nos advierte sobre el cuidado que debemos prestar a nuestra iglesia y no dejar que una o veinte personas la destruyan.  Obviamente estas personas no llegan anunciando que son lobos y que quieren comerse a las ovejas.  Llegan muy sutil.  Muy agradables a la vista.  Muy amables.  Poco a poco nos separan de nuestro Señor y nos envuelven en sus mentiras.  Tengamos cuidado.  Analiza siempre a la luz de la biblia lo que te están enseñando.  Día y noche Pablo amonestaba personalmente a quien lo necesitaba.  Esto nos dice el nivel de importancia que tiene esta advertencia.  No nos podemos descuidar.  ¿Amas a Dios?  ¿Amas a tu prójimo?  Entonces debes amar a tu iglesia.  Dedícale tiempo y esfuerzo pero sobre todo, constantemente ora por ella.  
Por último, ¿cómo reconocer este tipo de personas?  La iglesia de Dios es el lugar donde acudimos los enfermos que necesitamos ser sanados.  Los perdidos que necesitamos ser encontrados.  Los pecadores que queremos ser perdonados.  Todos buscamos la gracia y misericordia de Dios y queremos vivir a través de ella.  Cada día necesitamos la dirección del Señor y la recibimos a través de su palabra.  Cuando alguien va en contra de estas necesidades puede servirte como señal de alerta.  Cuando alguien critica la forma de alabar al Señor, la entrega de alguien, el pecado de una persona.  Todo esto nos indica que debemos tener cuidado.  ¡Pon atención!  Es tu responsabilidad.  Es tu iglesia y debes cuidarla.
Oración
Señor: perdona que no haya tenido cuidado de tu iglesia pensando que era responsabilidad del pastor.  Hoy entiendo que es un compromiso de cada uno de nosotros y quiero pedirte por mis líderes espirituales y por mi entrega a la congregación.  Ayúdame a convertirme en siervo tuyo.  Te lo pido en Cristo Jesús.  Amén.

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