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26 feb 2013

Filipenses 3:15-17


Así que, ¡Escuchen los perfectos!  Todos debemos tener este modo de pensar.  Y si en algo piensan de forma diferente, Dios les hará ver esto también.  En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.  Hermanos, sigan todos mi ejemplo, y fíjense en los que se comportan conforme al modelo que les hemos dado.



Otra versión traduce lo siguiente: todos los que ya poseemos una fe madura, debemos pensar de esta manera.  Y otra dice: todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud.  La actitud y modo de pensar al que se refiere, es el dejar atrás lo pasado y esforzarse hacia la meta para ganar el premio en Cristo Jesús.  Tengamos este modo de pensar y aquellos que piensen distinto, pónganse en oración para que el Señor les muestre.  Es importante que, como creyentes estemos sobre una misma línea: Cristo.  No podemos ir cada uno hacia donde se nos antoje y pensar que esto agrada al Señor.  Dios quiere que seamos ejemplo a los demás, luz en las tinieblas y sal en el mundo.  Compórtense conforme al modelo que les hemos dado.  Dice Pablo.  Yo medito en esto: si una persona definiera a un seguidor de Cristo con aquello que ve en mi vida o tu vida, ¿Qué diría?  Ojo, esto no es para hacerte sentir mal.  ¡Al contrario!  Es para recordarte que es tiempo de dejar atrás a nuestra carne y perseguir el espíritu.  Nuestra meta debe ser que cada persona que cruza su camino con el nuestro, pueda experimentar a Jesús en nuestra vida.  ¡Leíste bien!  Tu vida debe ser imitación plena de Cristo y la gente debe poder verlo y sentirlo.  Pablo lo entendió y así tenemos que entenderlo nosotros.  ¿Por qué se gozaba Pablo en cualquier circunstancia?  Porque sabía que, sin importar el lugar o la situación, sería una oportunidad para anunciar a Cristo.  ¡Qué ejemplo!  Nosotros por el contrario, preferimos quejarnos de la adversidad y preocuparnos de la incertidumbre.  Nos aferramos a lo que tenemos y nos da miedo entregarlo.  Nada te pertenece.  Todo le pertenece al Señor.  ¿Acaso puedes decidir no enfermarte?  ¿Puedes decidir vivir un día más?  ¿Puedes decidir sobre la vida de tus seres queridos?  Ni siquiera podemos decidir sobre nuestros bienes materiales.  Un día los tenemos y al siguiente no.  Pero lo que sí podemos hacer es perseguir la meta que es Cristo y, teniendo un mismo sentir, ser testimonio y luz para los que están en tinieblas.  Esto no está reservado para aquellos que sirven en una congregación.  Este principio es para ti y para mí.  Para todos los que han decidido imitar a Jesús.
Yo sé que tu vida no es perfecta.  La mía tampoco.  Dista mucho de serlo.  Pero ese no es pretexto para querer buscar la santidad.  No debe ser un estorbo para dejar al Señor transformarnos.  Debemos tener presente estas palabras de Pablo que nos motivan a unir nuestras metas a una sola: Cristo Jesús.  Nos motivan a caminar en una misma dirección: obedeciendo y sirviendo a Jehová.  Y sobre todo, nos piden que seamos imitadores de su ejemplo para que así, otras personas puedan ver lo que Cristo hace en una vida que le sirve.  Hay gente allá afuera que necesita del Señor.  Abre los ojos y tu corazón porque el Señor quiere utilizarte para ser testimonio de Él en cada rincón.

Oración
Padre Santo: gracias.  Llenas mi vida.  Me llenas de tu amor y tus bendiciones.  Me das sabiduría y discernimiento.  Me das dirección.  Gracias.  Te pido perdón por mis pecados.  Te pido perdón por mi falta de entrega.  Hoy quiero decirte que aquí estoy para que utilices mi vida.  Quiero que mi vida hable de Ti.  Quiero que mis acciones imiten tus acciones.  Te pido que pueda tener mi mirada en Ti y dejar atrás a mi viejo yo.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén 

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