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4 feb 2014

3 Juan 1:13-15

Tengo muchas cosas que decirte, pero prefiero no hacerlo por escrito; espero verte muy pronto, y entonces hablaremos personalmente.  La paz sea contigo.  Tus amigos aquí te mandan saludos.  Saluda a los amigos allá, a cada uno en lo particular.



Dedicarle tiempo a la gente no es fácil.  Significa sacrificar del tuyo y dárselo a alguien más.  No tienes que estar lleno de actividades para que sea difícil.  Piensa en esto: puedes estar cansado y prefieres ir a tu casa y descansar, sin embargo, vas a ir con un hermano en la fe a tratar de darle apoyo y algún tipo de consejo bíblico.  Con el tráfico, más el tiempo que pases ahí, tal vez se te fueron dos horas.  Por otro lado, personalmente hay días en los que preferiría hacer otra cosa y no escribir estos devocionales.  Sí.  También soy como tú y mi vida dista mucho de ser perfecta.  Pero al leer pasajes como el de hoy, donde vemos la entrega de los apóstoles como Juan, tiene que impactar nuestra vida.  Vuelve a leer el pasaje y trata de poner entonación a sus palabras.  Tienen un toque de cariño y afecto.  Quiere que Gayo mande un saludo individual a la congregación y no general.  A cada uno en particular quiero que saludes.  Le dice Juan.  ¡Eso es dedicar tiempo a los demás y entregarse por los demás!  A veces nos confundimos y queremos que el evangelio se lleve a miles de personas.  Queremos tener impacto en diferentes países.  En fin, tenemos planes increíbles mientras que por otro lado, perdemos el amor y la dedicación a nuestro prójimo.  Tenemos pastores con iglesias de miles de personas.  ¿Cómo le van a hacer para conocer a cada uno de ellos?  ¡Imposible!  Ahora, no existe una iglesia perfecta porque simplemente no somos perfectos.  Algunas iglesias explotan ciertas características y no tienen que ser todas iguales.  Por eso no estoy criticando una mega iglesia.  Lo que quiero hacer énfasis hoy, es en la atención tan dedicada y específica que muestra Juan en su carta.  A cada uno de la congregación donde Gayo se encontraba, manda a saludar.  Además, quiere ir pronto con ellos.  Quiere hablar personalmente y pasar tiempo con ellos.  Puede parecer muy simple pero no lo es.  Si pudiéramos comparar la labor de los apóstoles al día de hoy, serían como directores de empresas multinacionales.  Así me los imagino yo.  Viajando de una ciudad a otra.  Tratando de ver cómo va el “negocio”.  Hablando con los gerentes (líderes) y preguntando por el crecimiento.  Hablando constantemente por teléfono o mandando correos electrónicos.  La diferencia es que en ese entonces, viajar era mucho más lento y las comunicaciones muy, pero muy, arcaicas.  Pero seguramente su vida no tenía mucho tiempo de ocio.  Sin embargo, hay una diferencia adicional que tiene gran importancia.  Juan y los apóstoles no buscaban la forma más efectiva de “crecer”.  Buscaban imitar a Jesús en todo lo que hizo.  Entregaban su vida a cada uno de los hermanos.  Servían en todo momento.  Y se guiaban por lo que Dios dice.  Esto les dio el mejor resultado que cualquiera pudiera pensar.  Tener impacto en todo el mundo.  Pero pon atención.  Vino del amor y entrega que cada uno dedicó a sus discípulos.  Así como Juan, tú y yo debemos aprender a morir a nosotros mismos y dedicar de nosotros a nuestros hermanos en la fe y a nuestro prójimo en general.

Oración
Padre: gracias por abrir mis ojos.  He sido egoísta y no quería aceptarlo.  Hoy entiendo que debo entregarme y dedicar de mi a mis hermanos y mi prójimo.  Te pido perdón porque solamente he pensado en mí.  Te pido pongas las ganas y el deseo de servir y de gozarme en mi entrega a Ti.  Sé que va en contra de lo que pienso, sin embargo sé que tu camino es mejor que mi camino.  Gracias Señor.  En el nombre de Jesús.  Amén


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