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25 oct 2016

Salmos 31:11-13 De todos mis enemigos soy objeto de oprobio y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; los que me ven fuera, huyen de mí. He sido olvidado de su corazón como un muerto, he venido a ser como un vaso quebrado. Porque oigo la calumnia de muchos, el miedo me asalta por todas partes, mientras consultan juntos contra mí e idean quitarme la vida.

Proverbios 19:4 dice: las riquezas traen muchos amigos; mas el pobre es apartado de su amigo.
No es el hilo negro que encontramos con estas palabras.  Es muy común ver a una multitud alrededor de los artistas mientras son famosos y derrochan su dinero para después verlos solos cuando no hay nada más que ofrecer.  Hay mucha gente oportunista que solamente quiere sacar un beneficio de los demás y, en cuanto han succionado todo lo que se podía, simplemente cambian a otra persona.  Mientras leemos los versículos de este Salmo, podemos ver que David estaba en una situación similar.  Mientras el rey le favorecía, ganaba guerras y todo estaba “bien”, la gente cantaba acerca de él y se gozaban estando cerca.  Cuando las cosas cambian y Saúl comienza a perseguirle para matarle, mucha gente le da la espalda o huyen de él.  ¿Sabes?  Es muy duro lo que voy a decir pero nunca debemos pensar que podemos confiar en la gente ciegamente.  No, no es que sea desconfiado.  El problema es que somos humanos pecadores.  Recuerda que Pedro negó a Jesús tres veces.  La misma persona que le reconoció como el Cristo.  El mismo que estuvo a su lado y estuvo dispuesto a luchar cuando fue aprehendido por los soldados.  Unas horas después le estaría negando.  Tristemente nuestra naturaleza caída no es de confiar.  Pero esto no es para desanimarte sino darte el camino correcto: Jehová.  En Él siempre podemos confiar.  En Él podemos depositar nuestra vida ciegamente y nunca nos abandonará ni nos negará.  Él no es como nosotros.  A pesar de nuestras faltas, nuestros tropiezos y de no merecer su amor, Él nunca nos da la espalda.  Él nunca calumnia contra nosotros ni se goza al vernos sufrir.  Vuelve a leer el pasaje y date cuenta de cómo reaccionaba la gente con David y lo similar que son las cosas hoy en día.  Hoy quiero decirte que hay esperanza.  No en los hombres sino en Dios.  No es que como hombres queramos lastimar o fallarle a alguien, sino que simplemente habrá momentos donde tomemos malas decisiones y los que nos rodean se verán afectados mientras que Dios nunca se equivoca.  Por último, no te sientas mal o triste si, al obedecer a Cristo te ha llevado a ser señalado o si algunas amistades han decidido darte la espalda.  Jesús nos advierte que, para seguirle, debemos estar preparados a dejarlo todo en su nombre. 
En conclusión, ten ánimo pues Dios no te deja ni un solo instante.  Dios no se equivoca y siempre busca llenarte de su amor, paz y consuelo para guiarte en tu día a día.

Oración

Señor: Gracias.  Gracias por recibirme con los brazos abiertos y mostrarme lo que es el amor incondicional.  Te pido perdones mis pecados y llenes mi vida.  Te entrego todo mi ser confiado en que nunca me abandonarás ni harás nada que me perjudique.  Gracias Padre en el nombre de Cristo Jesús.  Amén

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