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31 oct 2016

Salmos 31:17-18 Señor, no permitas que me avergüencen porque a Ti he clamado. Que sean avergonzados los malvados y acallados en el sepulcro. Que sean silenciados sus labios mentirosos porque hablan contra los justos con orgullo, desdén e insolencia.

En 2 Reyes capítulo 1, vemos una historia que me parece extremadamente interesante y en línea con el pasaje de hoy.  El rey Ocozías mandó llamar al profeta Elías a través de un oficial y 50 soldados.  Éstos, al llegar, le dicen: hombre de Dios, el rey ordena que bajes y vayas con él.  A lo que Elías respondió: si soy hombre de Dios, que caiga fuego del cielo y los consuma.  Así sucedió.  El rey, al enterarse, manda a otro oficial con 50 soldados y se reptie la historia.  Nuevamente decide mandar a otro oficial con 50 soldados pero éste le dice: hombre de Dios, le ruego respete mi vida y la de estos 50 servidores suyos.  Sé que cayó fuego del cielo y consumió a los otros soldados y por eso le pido que respete mi vida.  Entonces, el ángel de Dios le dijo a Elías que bajara y le diera el mensaje.
A veces necesitamos recordar que Dios sigue teniendo control sobre todas las cosas.  Nos hace falta reconocer que Él puede hacer descender fuego del cielo en cualquier instante.  ¿Acaso nosotros decidimos cuándo va a temblar, la magnitud y duración?  ¿Decidimos cuándo una tormenta se convierte en huracán?  ¿Le podemos decir al huracán que se vaya por este o por aquél lado?  ¡Por supuesto que no!  Dios sigue siendo el mismo Dios que estaba cuando vivía Elías.  Es el mismo Dios que dividió el mar para que atravesara su pueblo sobre tierra seca.  El mismo Dios que resucitó a Jesús al tercer día.  ¡Es Jehová Todopoderoso!  Ahora vivimos en una época de no incomodar a nadie y por consecuencia minimizamos a nuestro Dios.  Lo hacemos chiquito.  Le quitamos sus atributos y lo convertimos en un amuleto.  Dios sigue siendo Dios.
David le pide a Dios que no permita que se burlen de él.  Pide que traiga justicia y calle a los que hablan contra los justos.  ¿Por qué hoy no oramos de esa manera?  Si bien, no debemos estar esperando una venganza, Dios puede escuchar lo que hay en nuestro corazón.  Podemos desahogarnos en Él y decirle todo lo que sentimos.  También me parece razonable enojarnos por las injusticias de este mundo y clamar a Dios.
La historia de Elías la puse para que meditemos en la oración de David y la verdadera capacidad de Jehová.  En un instante nos quita la vida.  Sin preguntarle a nadie ni tener que rendirle cuentas a nadie.  Ahora medita en tus oraciones a la luz del poder del Dios que estamos estudiando hoy.  ¿Realmente crees que Dios no puede hacer algo con tu situación?  David sabía que podía confiar en Él.  ¿Tú también lo sabes?  ¿Estás convencido?  Creemos en un Dios Todopoderoso y nuestras oraciones y acciones deben estar en línea con Él.  No temamos más.  Vivamos gozosos de que Él ha vencido.

Oración

Padre: gracias por tu palabra y por darme esperanza.  Hoy clamo a Ti pidiendo que traigas paz a mi vida y me des entendimiento sobre tu Grandeza, Poderío y Soberanía.  En Ti confío.  En Ti descanso.  Toma todas mis cargas y permite que mis pasos sean aligerados.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

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