Vistas de página en total

30 oct 2016

Salmos 31:14-16 Pero yo Señor, en Ti confío y digo: Tú eres mi Dios. Mi vida entera está en tus manos, líbrame de mis enemigos y perseguidores. Que irradie tu faz sobre tu siervo, por tu gran amor, sálvame.

Hubo un punto en mi vida en el que tuve que decidir si realmente creía en Dios y todo lo que dice su palabra.  Siempre he creído en Él pero no transformaba mi vida para reflejar esa creencia.  Dicho de otra manera: escogía lo que me gustaba de su palabra y lo que no, simplemente pensaba que era para aquellos exagerados y fanáticos que querían hacer todo “al pie de la letra”.  Poco a poco, su palabra siguió creciendo en mí hasta que ya no pude seguir igual.  Tenía que decidir.  No podía decir que era su seguidor los domingos para salir el lunes a hacer lo que quisiera sin importarme que estuviera conforme a su voluntad.  ¿Te ha pasado?  ¿Estás en esta situación?  No fue poco tiempo el que pasé actuando así.  Tristemente las cosas que no son de Dios me parecían atractivas y no quería dejarlas.  Al mismo tiempo, leía que Pablo enseñaba que en su vida, todo lo que antes consideraba de valor (o atractivo) ahora lo consideraba basura.  Estas palabras creaban (y siguen creando) un gran impacto en mi vida.  Me hacían pensar que yo debía cambiar.  Me hacían pensar que tenía que entregar realmente mi vida a Jehová.  Hoy, después de muchos años, cosecho el fruto de esa decisión.  Gracias a Dios porque nunca me dejó de buscar.  Gracias a los que me rodeaban que siempre siguieron enseñándome su palabra.  Hoy quiero animarte a que tomes la misma decisión.  Vuelve a leer el salmo.  Trata de ponerte en los zapatos de David mientras dice estas palabras.  En Ti confío.  Tú eres mi Dios.  Mi vida entera está en tus manos.  ¿Quién es el dueño de tu vida?  Se honesto.  No sirve de nada que te engañes.  David dice: mi vida entera está en tus manos.  Sin restricciones.  No había absolutamente nada que David guardara del Señor.  Esa fue la decisión que tomé.  Si Dios dice algo, lo hago.  Obviamente no soy perfecto y cometo muchos errores pero mi actitud es perseverar en su palabra para que Él me transforme y termine haciendo su voluntad de manera natural.  Hoy puedo decir confiado: en Ti confío; Tú eres mi Dios; Mi vida entera está en tus manos.  No hay nada más maravilloso que uno pueda decir.  Ni la salud, ni la riqueza, ni el poder o la fama pueden crear tal gozo.  Solamente Dios puede llenarnos cuando le entregamos nuestra vida entera.  David estaba pasando por un momento difícil mientras decía estas palabras.  Tal vez estás en una situación similar donde no encuentras por dónde caminar.  Tal vez te sientes solo o deprimido.  Tal vez no quieras seguir viviendo y sientas que a nadie le importa tu vida.  No es casualidad que estés leyendo esto.  Es Dios mismo hablándote y diciéndote que está con los brazos abiertos y listo para que lo hagas el rey de tu vida y puedas vivir confiado en Él.  Te animo nuevamente a que hagas lo mismo que yo hice hace muchos años pues ha sido la mejor decisión de mi vida.

Oración

Padre: quiero pedirte que seas mi Dios, mi Rey, mi Salvador, mi Todo.  Quiero vivir confiado en Ti.  Descansando en Ti.  Gozándome y riendo en Ti.  Gracias por rescatarme y darme esperanza.  Gracias por amarme y hacerme sentir amado.  Toma mi vida entera mi Dios.  te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

No hay comentarios: