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1 oct 2008

Salmo 119:47

Y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado.


Hay un dicho que dice que las reglas están hechas para romperse. Esta es la sabiduría humana, ¿qué te parece? ¿Digna de seguir?
Hace como dos años vi la copa europea de fútbol, todos esperaban que ganara alguno de los países favoritos, pero terminó ganando una sorpresa: Grecia. Sin grandes personalidades pudieron ir venciendo uno a uno hasta llegar a ser los campeones. Su gran fortaleza era su disciplina y obediencia a su director técnico. Lo que él decía era lo que hacían en la cancha. Fueron criticados porque en muchas ocasiones su juego no tenía nada de espectacular, pero tenía el elemento principal: daba resultados.
Lo mismo pasa con la obediencia a Cristo: tiene resultados. A lo largo de tu vida te encontrarás (o ya has encontrado) gente que decide tomar diversos caminos para llegar a su fin, probablemente critiquen tus ganas de seguir los caminos de Dios y cuestionen su eficacia, pero tú debes estar convencido que los mandamientos que Jehová ha puesto son para DAR RESULTADOS.
Cuando el salmista habla del amor a los mandamientos de Dios, puedes darte cuenta que es una persona que YA ha experimentado los buenos resultados de obedecer al Señor. Es alguien que ha podido cruzar la línea entre obedecer “porque no hay de otra” a obedecer “porque entiendo que es LO MEJOR para mí”.
Se necesita tener la certeza de que se está haciendo lo correcto cuando tomas decisiones. La mayoría de las veces tratamos de conocer el resultado de nuestras decisiones y ponemos números, escenarios y todo lo que sea posible para evaluar las distintas opciones. Con Dios no funcionan así las cosas. Él dice y tú obedeces. No hay posibles escenarios ni corridas en excel para conocer las probabilidades de lo que va a pasar. Cuando obedeces a Jesús, cambias tu forma de hacer las cosas por una nueva que se llama: fe. Por fe fueron escritos muchos nombres de personajes en la Biblia y quedaron como ejemplo.
Hoy quiero que medites en tu actitud con respecto a los mandamientos de Dios. ¿Los amas? ¿No los entiendes? ¿Te molestan? ¿Te parecen ridículos e imposibles?
Te voy a confesar algo, a mí me parecía que existían algunos mandamientos que eran muy exagerados y para fanáticos. Hoy entiendo que la obediencia a Dios es la mejor manera de llevar una vida. Los mandamientos de Dios NO son una carga, no son una molestia, no son buenas ideas ni buenas intenciones, tampoco la utopía. Los mandamientos de Dios muestran el amor y cuidado que tiene hacia nosotros. El principal problema es que no los vas a poder amar hasta que los OBEDEZCAS sin restricciones.

Oración
Padre: te pido perdón por mi falta de obediencia a tus mandamientos. Quiero aprender a amarlos y vivirlos con convicción y no por obligación. Permite que viva lo bueno que es obedecerte y pueda querer siempre más sin importar que vaya en dirección contraria a este mundo. Te pongo esta oración a tus pies en el nombre de Jesús


Amén

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