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9 mar 2011

Hechos 7:57-60

Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él. Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. Y apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu. Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.



Definitivamente no es un final feliz podrás decir. Irónicamente lo es. Cuando nuestra perspectiva está en línea con lo que hay en este mundo o en esta vida, perdemos el enfoque correcto que es ver con los ojos de Dios. Al momento de permitir al Señor que, a través de su palabra, nos muestre sus planes, su propósito y sus promesas, comenzamos a entender que nos hizo de una manera muy particular: eternos. La biblia es muy clara sobre nuestra eternidad. Tú y yo, al morir, nos desprenderemos de este cuerpo pero nuestro espíritu seguirá eternamente. Aquí viene lo difícil de aceptar. Solamente tenemos dos opciones: tener una eternidad con Dios (en el cielo) o una separada de Él (en el infierno). No hay puntos intermedios. Entonces, si dejamos atrás nuestros sentimientos y conceptos de cómo debería de ser una vida (o muerte) ideal (creada por novelas, películas y publicidad) y dejamos que Dios nos muestre cómo es su concepto, entendemos que la lapidación de Esteban fue realmente un final feliz ¡porque su vida no terminó ahí! ¡Él se fue a la presencia de Dios! Se entregó y obedeció hasta el final. Se mantuvo firme con su corazón confiado en que Jesús estaba con él. ¿Lo puedes ver? En el tiempo en que vivimos, nos han hecho creer que hay un estilo de vivir e incluso una forma de morir. La realidad no es así. Jehová es quien tiene el plan perfecto y no tiene que apegarse a lo que pensamos que sería bueno. Ahora, no estoy diciendo que esta sea la única forma en que debemos morir. ¡Por supuesto que no! Lo que quiero cambiar es nuestra forma de pensar y entender las cosas. Dejar que los planes de Dios estén por encima de los nuestros y permitir que sea Él quien trabaje no cuestionándolo. Cambiemos nuestras oraciones y pidamos por crecimiento espiritual, por amor, por paz que solo Dios puede dar y olvidemos de pedir por que se resuelvan nuestros problemas.
Otro punto importante a resaltar es que Esteban no murió cuando pedía a Jesús que tomara su espíritu. Lo menciono porque nos cuesta mucho trabajo entender que las respuestas a nuestras oraciones son en el tiempo de Dios. El Señor tenía un último propósito para Esteban antes de llevárselo. ¿Cuál? ¡El que pidiera perdón por aquellos que lo estaban asesinando! Parecía que ya había cumplido su prometido pero Dios tenía algo más. Así es en nuestras vidas. Pensamos que ya nos han transformado o que ya ha sido suficiente pero la realidad es que Dios quiere todavía más. ¡Semejante ejemplo que nos dejó Esteban porque Dios le permitió sufrir unos minutos más! Ahora él está en la presencia del Señor.
Meditemos sobre nuestros conceptos de la vida, la muerte y nuestros problemas. Veamos a través de la perspectiva divina y no la nuestra…

Oración
Señor: es increíble entender que Tú estás por encima de todo y que incluso lo que parece un final triste en realidad es una historia hermosa. Te pido que pueda cambiar mi perspectiva y ver a través de tus ojos poniendo tus principios por encima de mi voluntad. Ayúdame a entender que quieres mi vida entera y que yo te he dado pedazos solamente. Ayúdame a vivir en tu voluntad. Te lo pido en Cristo Jesús
Amén

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