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14 mar 2011

Hechos 8:9-13

Ya desde antes había en esa ciudad (de Samaria) un hombre llamado Simón que, jactándose de ser un gran personaje, practicaba la hechicería y asombraba a la gente de Samaria. Todos, desde el más pequeño hasta el más grande, le prestaban atención y exclamaban: ¡Este hombre es al que llaman el Gran Poder de Dios! Lo seguían porque por mucho tiempo los había tenido deslumbrados con sus artes mágicas. Pero cuando creyeron a Felipe, que les anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, tanto hombres como mujeres se bautizaron. Simón mismo creyó y después de bautizarse, seguía a Felipe por todas partes, asombrado de los grandes milagros y señales que veía.


Dios nos creó con un pequeño “defecto”. Tenemos en nuestro ser un vacío que solamente Él puede llenar. Todos nacemos con él mas no todos morimos con él. Habrá personas que busquen llenar el vacío a través de distintas religiones o espiritualidades. Otras buscaran satisfacción física. Otros poder o ambición. Otros tratarán de que el arte sea la fuente que les inspira vivir. En ese entonces, en la región de Samaria, veíamos a un señor llamado Simón quien utilizaba la magia y hechicería para jactarse de ser un gran personaje. Por un lado, él buscaba llenar su vacío a través de la fama y llenar su ego, por el otro, la gente necesitaba dirección y propósito y él se los brindaba con sus artes mágicas.
Lo triste no es que existan este tipo de distracciones. Es como si nos pusiéramos tristes porque alguien es adicto al alcohol. La tristeza viene cuando entendemos que en lugar de buscar llenar su vacío en Jesús lo intentan a través de tantas otras cosas. Ese alcohólico en algún momento pudo decidir por Jesús en lugar del alcohol. Triste ver que proliferen los seminarios de luz y energía positiva, seminarios para conocer e interpretar tu aura, personas pagando por escuchar a alguien en el teléfono decirles su “futuro”. Es triste ver que la gente le ponga tanta atención a todo menos a Jesús. Es triste ver que prefieran estar “probando” de todo tipo de cosas antes de probar con la palabra de Dios. Es triste ver que le den oportunidad a todo tipo de espiritualidad y dejen a un lado al Señor de señores.
La gente es engañada todos los días con personajes como Simón. Nuestro deber es compartir a Cristo como lo hizo Felipe en Samaria. Él no pensó que la gente era muy fiel o leal a Simón el hechicero. Tampoco pensó en lo difícil que sería convencerlos después de tanto tiempo de creer en Simón y su brujería. Simplemente fue y predicó las buenas nuevas. “La gente creyó” nos dice la Biblia. No necesitamos un plan de ataque ni a los mejores oradores. Necesitamos corazones dispuestos a servir. Vidas que sean entregadas en predicar a Cristo y que gocen de ver almas arrepentidas y reconciliadas con Dios.
Hay gran necesidad en tu casa, en tu colonia, en tu familia o en tu trabajo. ¿Qué estás haciendo al respecto? ¡Compartamos las buenas nuevas!

Oración
Señor: te doy gracias por enseñarme que no hay nada ni nadie que pueda llenar el vacío que hay en mí más que Tú. Te pido que vengas a mi vida y la transformes. Te pido perdón por mis pecados. Te pido que pueda dejar atrás todo lo que pensaba que me llenaba y que hoy entiendo que generaba más vacío. En Cristo Jesús te lo pido, Amén

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