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10 mar 2011

Hechos 8:1-3

Y Saulo estaba allí, aprobando la muerte de Esteban. Aquel día se desató una gran persecución contra la iglesia en Jerusalén, y todos, excepto los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban e hicieron gran duelo por él. Saulo, por su parte, causaba estragos en la iglesia: entrando de casa en casa, arrastraba a hombres y mujeres y los metía en la cárcel.



Creo que una de las principales causas por la cual, una persona no quiere tomar el compromiso de obedecer a Jesús y entregar su vida, está expuesta en estos versículos. Vemos que al momento en que comienza la gran persecución contra la iglesia, todos se dispersaron excepto los apóstoles. No queremos comprometernos porque pensamos que es mejor tener esa salida de emergencia disponible cuando las cosas no vayan bien. Preferimos utilizar nuestros recursos y agregar a Dios en los huecos que no podemos llenar, pero no más. Es más, si así has vivido siempre, ¿por qué cambiar ahora? No estoy tan mal, piensas, ¿pero según quién y contra qué te comparas? La línea la puso Dios, no tú, no yo.
Si bien, es normal que la congregación se sintiera aterrorizada y pensara que su única escapatoria era salir cuanto antes, vemos con el ejemplo de los apóstoles que no es bueno reaccionar cuando estamos en estado de alarma. Debemos tranquilizarnos. Hacer una pausa. Entregarnos en oración. Aunque parezca que el mundo se acaba en ese instante, me parece que lo mejor que podemos hacer es quedarnos y no huir como los demás. Por otro lado, la persecución que estaban viviendo no tenía una razón de ser pero aún así estaba sucediendo. A veces no entendemos el por qué de lo que nos sucede pero no podemos hacer nada al respecto más que voltear a Dios y buscar consuelo en Él.
No tengamos miedo de comprometernos con el Señor. No es bueno dejar que nuestras costumbres y formas de vivir nos limiten a ser transformados por Dios. No está bien que no hablemos de Jesús porque ahora si decimos algo tenemos que hacerlo. No está bien no comprometerte con Dios porque no quieres cambiar tu estilo de vida.
Por otro lado, nos sirve abrir los ojos y entender que hay varios Saulos por ahí queriendo destruir nuestra comunión con Dios. Señalan, ridiculizan o simplemente tratan de estorbar.
Al principio, parece difícil dar el paso para entregarte a Dios. Piensas en todo lo que haces y que probablemente no está en línea con Él. También evalúas lo que dirá la gente y cómo tomarían tus ganas de cambiar y llevar una vida distinta. Hoy te puedo decir que es la mejor decisión de mi vida. Ser de los “que se quedan” cuando las cosas están en contra es donde debemos estar.

Oración
Señor: quiero cambiar. Toda mi vida he tomado mis propias decisiones y sé que gran parte de ellas han sido malas. Quiero ser como los apóstoles que se quedan aunque las cosas estén en su contra. Quiero comprometerme contigo y obedecerte. Quiero tener congruencia en mi vida y hacer lo que digo. Perdona mis pecados en el nombre de Jesús
Amén

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